Una nueva investigación sugiere que la evolución darwiniana podría estar ocurriendo hasta cuatro veces más rápido de lo que se pensaba, según un análisis de la variación genética revelado por la revista Science.
Cuantas más diferencias genéticas exitan en una especie, más rápida puede ser la evolución, ya que ciertos rasgos desaparecen y se establecen otros más fuertes. El equipo detrás de este último estudio lo llama “el combustible de la evolución”, y analizó datos sobre 19 grupos diferentes de animales salvajes en todo el mundo. El estudio mostró que esta materia prima para la evolución es más abundante que las estimaciones anteriores y, como resultado, es posible que se deban ajustar nuestras expectativas sobre la rapidez con la que evolucionan los animales, una pregunta pertinente en la era de cambio climático.
“El método nos brinda una forma de medir la velocidad potencial de la evolución actual en respuesta a la selección natural en todos los rasgos de una población”, dice el ecologista evolutivo Timothée Bonnet, de la Universidad Nacional de Australia. Entre los animales salvajes estudiados hay hienas manchadas (Crocuta crocuta) en Tanzania, gorriones cantores (Melospiza melodia) en Canadá y ciervos rojos (Cervus elaphus) en Escocia.
La duración promedio de cada estudio de campo fue de unos impresionantes 30 años, con detalles de nacimientos, muertes, apareamiento y descendencia registrados.
El más corto fue de 11 años y el más largo de 63. Eso les dio a los investigadores un total de 2.6 millones de horas de datos de campo para combinar con la información genética de cada animal.
Tomó tres años, pero el equipo cuantificó cuánto cambio de especies había sido causado por la genética y la selección natural, por lo que es la primera vez que se evalúa la velocidad de la evolución a una escala tan grande. Aunque Charles Darwin pensó que la evolución era un proceso lento, las investigaciones han demostrado que en algunas especies, la evolución puede ocurrir en pocos años.
