Lo que hasta ayer era una sospecha, hoy se confirma con un estudio masivo que tiene datos de más de 44 mil niños: las personas de entre 0 y 14 años que han recibido un diagnóstico de Covid-19 pueden experimentar síntomas prolongados de esta enfermedad o secuelas que duran al menos dos meses.
El estudio, hecho en Dinamarca y que se publica hoy en la revista especializada The Lancet Child & Adolescent Health, encontró que en el caso de Covid-19 estas afectaciones son relativamente pequeñas, poco frecuentes y, de acuerdo a un comentario editorial de la revista, probablemente tienen menos impacto que algunos efectos indirectos de la pandemia.
El grupo de edad que resulta más afectado por las secuelas del SARS-CoV-2 es el de cero a tres años, cuyos síntomas más frecuentes fueron: tos, pérdida del apetito, fatiga, cambios de humor, dolores de estómago y erupciones cutáneas.
De los cuatro a los 11 años, las señales fueron fatiga, dolor de cabeza, pérdida del apetito y tos; mientras que de los 12 a los 14 años fueron fatiga, dolor de cabeza, mareo y dolor de garganta.
Curiosamente, en los niños diagnosticados con Covid-19 se reportaron menos problemas psicológicos y sociales que en los niños no infectados, y en los grupos de mayor edad, a menudo se sentían menos asustados y tenían menos problemas para dormir.
Una posible explicación de este fenómeno es que quienes estuvieron infectados ya no tienen miedo a la enfermedad desconocida y su vida cotidiana tiene menos restricciones para protegerse de contraer el virus.
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