El primer párrafo de su discurso con motivo del 2º Informe de Gobierno, afirma Andrés Manuel López Obrador, será sobre corrupción, el mal de todos los males mexicanos, caballo de batalla y eje central de su narrativa para demoler el pasado y consolidar el presente. Ya lo escucharemos hoy, no sólo en las primeras líneas de su mensaje, sino a lo largo del discurso que pronunciará en el Patio de Honor de Palacio Nacional, que será probablemente una reiteración de lo que le hemos escuchado por años, reciclado por el reguilete de imputaciones y acusaciones contra funcionarios de los gobiernos de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón. El contexto, sin embargo, es diferente entre antes, que era un líder opositor, y hoy, que es Presidente de la República.
Por eso es importante lo que dijo en la conferencia mañanera de ayer y su predicar con el ejemplo, donde si un presidente es corrupto, los demás lo seguirán, pero si es honesto, como se asume él, las cosas cambiarán. Está muy bien lo que propone; ahora sólo le falta que lo cumpla. No habría nada más contundente de que su palabra vale, que pase por el mismo rasero que a muchos otros a su hermano Pío, a quien pillaron en un video recibiendo un millón de pesos de un alto ex funcionario del gobierno federal y en ese entonces consultor del gobierno de Chiapas.
Pero pasarlo por el mismo rasero no significa que haga lo mismo que con muchos otros, que sin pruebas ni investigación de por medio, por conjeturas y dichos, lo juzgue públicamente en el patíbulo presidencial, lo sentencie y abra la puerta a las horas para su linchamiento. La justicia no es justiciera, sino debe ser alcanzada mediante la salvaguarda de los derechos humanos que exigen la presunción de inocencia. Pío López Obrador será inocente hasta que le demuestren que es culpable.
Su caso, sin embargo, está hecho a la medida para que el Presidente muestre de qué está hecho. Con el video ya difundido se tropezó, y aunque como admitió, supo de él con una semana de antelación, no hizo nada como un proceso jurídico adecuado recomendaría: que su hermano se presentara ante la autoridad correspondiente a aclararlo, porque presuntamente ese dinero, que tenía un fin político, es un delito. Si el Presidente quiere justificar que las causas, o
sus
causas, no reciben dinero ilícito sino “donaciones”, porque si se trata de su movimiento y partido son contribuciones legales y legítimas, pero si son de sus adversarios es corrupción, el argumento no pasa ningún análisis.
Ahora tiene una nueva oportunidad para probar que su ética lo impregna y no es una liga que se estira en función de sus necesidades políticas, porque el video de Pío no es el único sobre él. Dentro de Palacio Nacional tienen conocimiento de la existencia de al menos 15, en donde está recibiendo dinero por cantidades que promedian el millón de pesos. No se sabe el origen del dinero, por lo que la investigación, por ser recursos de origen desconocido, tendría que haber sido judicializado como un presunto crimen de delincuencia organizada –como ha hecho la Fiscalía General en otros casos, aun cuando se trate de peculado-, y la Unidad de Inteligencia Financiera habría congelado las cuentas bancarias del señalado y de todos sus cercanos.
Bajo el método de este gobierno, las cuentas de Pío López Obrador y toda su familia, tendrían que haber sido congeladas, dentro de esta perversa racional de primero actúan y luego averiguan. Afortunadamente, aunque sea por las peores razones -¿cómo aplicarían el mismo rasero al hermano del Presidente?-, la Fiscalía General no actuó como lo ha venido haciendo. Pero tampoco parece estar haciendo lo conducente, investigar. Ya existen las denuncias de hechos, presentadas por el PAN, que la obliga a hacer su trabajo.
Pero el video, que en el fondo debe ser lo que inhibe a todos en el gobierno federal si se investigara como debiera, destaparía una cloaca. Las 15 grabaciones que existen de Pío son parte de una videoteca de tres años, por lo que se presume que el número de políticos sobre los cuales hay pruebas visuales –que no judiciales- de que recibieron dinero presuntamente para fines aviesos, es bastante voluminoso. De esos dineros, dijeron personas que conocen del método y la distribución de recursos desde el sur, salieron
apoyos para políticos de diferente sino en Campeche, Oaxaca y Quintana Roo, cuando menos.
Esa videoteca, sin embargo, es una bomba que tiene la mecha prendida, pues desde hace aproximadamente un año fue robada del lugar donde se encontraba. Quien la tiene en su poder, puede ir administrando los videos de Pío o de muchos otros a discreción, en función de los tiempos políticos. Todavía no se sabe quién filtró el video de Pío, y menos aún cuándo y cómo podrían venir los siguientes.
Al saber el Presidente del riesgo que existe por la existencia de una videoteca comprometedora para su hermano y quién sabe para cuántos de sus aliados, tiene también en sus manos la posibilidad de actuar y controlar preventivamente el daño que puedan causar. Tiene que vacunarse, y el primer paso es que Pío sí sea investigado por la Fiscalía, que declare ante la autoridad y que se aclare el dinero recibido o pague por lo que hizo, si llegara a ser culpable.
Para un político que no parece tener escrúpulos, el sacrificio de un hermano es menos costoso que la destrucción de su anhelado proyecto de Nación. Pero sobre todo, López Obrador tiene que ser un líder congruente y, como dice, barrer la corrupción de arriba hacia abajo. Predicar con el ejemplo dice que está en su sangre. Que empiece con su hermano.
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