El Oso Yogui del Cártel de Sinaloa

26 de Diciembre de 2024

Raymundo Riva Palacio
Raymundo Riva Palacio

El Oso Yogui del Cártel de Sinaloa

Hace tres años Gustavo Petro, hoy presidente de Colombia,

denunció en las redes sociales

la corrupción del contratista Héctor Amaris Rodríguez, muy cercano de

Alejandro Char Chaljub, que hoy está buscando ser reelecto como alcalde de Barranquilla. No era la primera vez que el nombre de Amaris Rodríguez brincaba por corruptelas, ni sería la última. Casi un año después, en una entrevista con el semanario

Semana, fue denunciado por la excongresista Aída Merlano como el operador de la compra de votos para varios diputados, incluido Arturo, el hermano de Char Chaljub. La acusación se está dirimiendo actualmente en tribunales colombianos, aunque falta una pieza de información importante: esos votos fueron comprados con dinero presuntamente del Cártel de Sinaloa.

Amaris Rodríguez, que tiene un parecido físico con el expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, y lo apodan “el Oso Yogui”, fue el intermediario que entregó dinero a los hermanos Char Chaljub para comprar votos durante la campaña presidencial de 2022 -que ganó Petro-, donde Alejandro fue precandidato de la coalición Equipo por Colombia. Un correo de la Secretaría de la Defensa Nacional que fue hackeado por el grupo Guacamaya Leaks, sugirió que los recursos provenían del Cártel de Sinaloa, y recomendó la ampliación de las investigaciones por el posible involucramiento de esa organización criminal en la política colombiana.

El tema, de acuerdo con información que trascendió de la reunión de mandatarios el fin de semana en Palenque sobre migración, fue abordado por los presidentes Petro y Andrés Manuel López Obrador como un asunto de interés y preocupación para los dos gobiernos. Se desconoce el detalle de su conversación, pero Petro anunció ayer que

pidió una investigación

sobre una revelación de Eje Central sobre los vínculos del Cártel de Sinaloa y un banco de la familia Char relacionado con la compra de votos en la última campaña presidencial.

Este martes se publicó en este espacio que el Cártel de Sinaloa se fue

apoderando del control

de los tres principales puertos colombianos y que desde Barranquilla, en la costa del Atlántico, expandieron su negocio a Europa y África, para lo cual en construyeron un aparato financiero para mover su dinero a través del sistema bancario de ese país, utilizando el Banco Serfinanzas para cubrir sus operaciones a México -las transferencias principales han sido a casas de cambio en Mazatlán, Tijuana y Ciudad Juárez- y Estados Unidos. El principal accionista del banco es Jabib Char Abdala, tío de Arturo y Alejandro Char Chaljub.

El correo de la Secretaría de la Defensa, fechado el 8 de junio del año pasado y enviado al general secretario Luis Cresencio Sandoval, identificó a “el Oso Yogui” como el responsable de todas las operaciones de la familia Char, el Banco Serfinanzas y diversas casas de cambio en instituciones financieras, al mismo tiempo de haber trasladado el narcodinero sinaloense a sus socios colombianos en un maletín, un tipo de bolsa que lo usaba con tanta frecuencia que en su mensaje en las redes en 2021, Petro lo llamó también “el hombre del maletín”.

De acuerdo con la información aportada por un informante de la agregaduría militar mexicana en Bogotá y de la Embajada de México en Colombia, identificado como “A-1”, Amaris Rodríguez fue el responsable de entregar dinero en efectivo a los hermanos Char Chaljub para la compra de votos de la elección presidencial celebrada el 19 de junio. El correo fue transmitido 11 días antes de los comicios, pero aparentemente el gobierno de López Obrador no hizo nada al respecto ni, hasta donde se ha podido saber, alertó al colombiano de lo que habían encontrado. La información en Lomas de Sotelo profundizaba de manera importante lo que cuatro años antes había reportado la inteligencia colombiana, sobre la llegada del Cártel de Sinaloa a ese país. Tampoco se sabe si una vez que llegó Petro a la Presidencia, López Obrador le entregó la información que tenía la Secretaría de la Defensa Nacional.

El correo al general Sandoval, marcado como confidencial, señala que Amaris Rodríguez, que de acuerdo con la prensa colombiana vive en Miami, realizaba viajes a la Ciudad de Panamá -no se detalla el origen de sus vuelos-, donde “movilizaba fuertes cantidades de dinero en efectivo” en maletas, que al parecer provenía de la facción del Cártel de Sinaloa que encabeza Ismael

El Mayo

Zambada. No deja claro el correo la forma como ingresaba a Colombia “el Oso Yogui”, porque el dinero se los entregaba a los hermanos Char Chaljub en diferentes direcciones en Barranquilla.

El principal sitio de entrega de dinero se daba en el Penthouse de la Quantum Tower, un edificio de uso mixto de siete pisos, donde abundan los consultorios médicos y en su interior hay también un hotel. En total se detectaron cinco ubicaciones en donde Amaris Rodríguez entregaba el dinero a los hermanos Char Chaljub, todas ellas en el área en donde se encuentra el moderno edificio en el centro de Barranquilla.

En la entrevista que tuvo

Semana

con la excongresista Merlano, que tuvo una relación sentimental con Alejandro Char Chaljub, detalló que Amaris Rodríguez se había convertido en su asesor y secretario privado, que le llevaba su agenda personal y política, “además de manejarle todos los temas de corrupción, de tener empresas fachada para robarse la plata” y participar en actos de corrupción. En todas las denuncias, la vinculación con el Cártel de Sinaloa no había aparecido hasta ahora, con los informes militares de la inteligencia mexicana.

El correo del 8 de junio de 2022 recomendaba al secretario de la Defensa solicitar al Instituto Nacional de Migración toda la información relacionada con Amaris Rodríguez -que le permitiría al gobierno mexicano tener su bitácora de visitas a México, así como el origen y destino de sus viajes-, y solicitar a la Unidad de Inteligencia Financiera la información sobre el Banco Serfinanzas y solicitar a los gobiernos de Colombia y Estados Unidos toda la documentación sobre el contratista y la institución financiera. Aparentemente nunca se pidió, una omisión de México y Colombia.

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