En el primer semestre del año, una persona fue asesinada en México en promedio cada 15 minutos; cada ocho horas hubo una víctima de feminicidio; cada dos minutos se abrió una investigación por violencia familiar y cada tres minutos se dio un expediente por robo con violencia. Se trata de la realidad en seguridad pública del país ante una supuesta estrategia de seguridad que, como resultado exitoso, tanto para el gobierno federal como para las autoridades estatales, ha traído el “mantener la incidencia de homicidios dolosos en máximos históricos”.
Así lo concluye el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) al presentar su análisis sobre el comportamiento del fenómeno delictivo a la primera mitad del año, coincidente con el término del proceso electoral y prácticamente la mitad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el que se advierte que de la estrategia nacional de seguridad pública persiste una falta de aprendizaje tanto de errores propios como del pasado, ya que la organización civil señala la repetición de planes en seguridad que fracasaron en administraciones anteriores.
“El reciclaje de estrategias implementadas en gobiernos anteriores es una señal del nulo aprendizaje institucional y de la falta de innovación para resolver los problemas de seguridad. No hay cambio de paradigma que presumir”, sostiene el reporte del ONC respecto a la recientemente anunciada estrategia enfocada a disminuir la incidencia de homicidios dolosos en los 50 municipios más violentos. La cual es similar a la presentada en agosto de 2016 en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
“Carece de consistencia, lo que genera que esta no tenga ningún sentido de planeación estratégica y operatividad. Las estrategias centradas en la concentración de homicidios dolosos tienen efectos limitados, a menudo locales y con poca sostenibilidad temporal”, explicó Francisco Rivas, director general del ONC.
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