La política de desarrollo social del presidente Andrés Manuel López Obrador ha provocado un efecto de Robin Hood, pero al revés.
Un estudio del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reveló que la decisión del gobierno federal de otorgar transferencias en efectivo de manera universal —sin enfocarlas en las capas más necesitadas— ha provocado que los pobres extremos del país reciban menos recursos, y que aquellos en marginación moderada o no pobres obtengan mayores ingresos.
De acuerdo con el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2022, en 2018, último año del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, los tres deciles más pobres de la población integraban 51.3 % de los beneficiarios de los programas sociales federales, mientras que los tres déciles más ricos representaban sólo 10.5 % del padrón.
Dos años después, los papeles se invirtieron. En el segundo año de la 4T, los tres deciles más pobres representaron 36.9 % de los beneficiarios de los apoyos sociales (una reducción de 28 % respecto de 2018), mientras que las tres capas más ricas subieron a 22.2% de los receptores de ayudas sociales, es decir, se duplicó.
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Personal de Coneval señala que la causa de ese fenómeno regresivo es la universalidad de los programas sociales.
“La universalidad tiene una parte desafortunada y es que, a pesar de que han aumentado los recursos para programas sociales de forma muy importante, la proporción que llega a los deciles más pobres, a los grupos de pobreza extrema, se ha reducido”, dijo John Scott Andretta, investigador académico del Coneval, durante la presentación del informa.
“Hay que corregir, hay que ver por qué los recursos no están llegando a los más pobres y cómo se optimizan los programas para asegurar que haya esa cobertura”, agregó el académico.
Un ejemplo de lo regresivo que resulta la política social del actual gobierno son las pensiones para adultos mayores, que este año recibirán la histórica cifra de 340 mil millones de pesos.
Según el documento dado a conocer hoy por Coneval, en 2018, 42.7 % de las personas que recibían la pensión formaban parte de los tres deciles más pobres del país. En 2020 esa cifra se redujo a 30 %.
Asimismo, mientras que a finales del sexenio anterior 18.1 % de los beneficiarios de la panesión para adultos mayores pertenecía a los tres deciles más ricos, en 2020 la proporción subió a 28.5%.
Santiago Levy, investigador del Brookings Economic and Social Policy in Latin America Iniciative, dijo que en la mayoría de los países la mayor parte de la protección social se hace a través de la seguridad social y las transferencias moneterias juegan un papel complementario.
El problema, dijo el invitado a la presentación del informe de Coneval, es que “cuando la cobertura contra riesgos es errática o la protección social es de mala calidad, como es el caso de México, lo hemos tratado de compensar con transferencias de dinero”.
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