Estiman que más de 500 civiles han muerto en Myanmar

20 de Diciembre de 2024

Estiman que más de 500 civiles han muerto en Myanmar

MYANMAR-POLITICS-MILITARY

Mourners make the three-finger salute as they attend the funeral of a protester, who died amid a crackdown by security forces on demonstrations against the military coup, in Taunggyi in Myanmar’s Shan state on March 29, 2021. (Photo by STR / AFP)

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STR/AFP

Mourners make the three-finger salute as they attend the funeral of a protester, who died amid a crackdown by security forces on demonstrations against the military coup, in Taunggyi in Myanmar's Shan state on March 29, 2021. (Photo by STR / AFP)
Foto: AFP

La Asociación de Asistencia a los Presos Políticos informó que pudo confirmar la muerte de 510 personas en Myanmar desde el Golpe de Estado

Más de 500 civiles, entre ellos numerosos estudiantes y adolescentes, han perdido la vida a manos de las fuerzas de seguridad desde el golpe de Estado del 1 de febrero en Myanmar, según la ONG Asociación de Asistencia a los Presos Políticos (AAPP).

“Hemos confirmado 510 muertes”, informó la ONG, que precisa que el balance es “probablemente mucho más alto” ya que centenares de personas, detenidas en los dos últimos meses, están desaparecidas.

El balance fue particularmente alto el sábado, “Día de las Fuerzas Armadas” birmanas, con más de 110 muertos, entre ellos siete menores.

Pese a la sangrienta represión, los manifestantes volvieron a salir a las calles el lunes. Catorce civiles murieron, en particular en el este de Rangún, capital económica del país, según AAPP.

En los últimos días, con motivo de los funerales de los muertos, un gentío acompañó a los féretros y muchos hacían el saludo de los tres dedos, una señal de resistencia.

Ante este baño de sangre, Washington anunció la suspensión inmediata del acuerdo marco sobre el comercio y las inversiones concluido en 2013 con Myanmar, hasta que se restablezca un gobierno “democráticamente electo”.

Francia denunció la “violencia ciega y mortífera” del régimen y exigió la liberación de “todos los presos políticos”, entre ellos la gobernante depuesta Aung San Suu Kyi, que sigue detenida en algún lugar secreto.

Por su parte, las autoridades británicas convocaron una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU, que tendrá lugar el miércoles a puertas cerradas.

Pero los militares birmanos han hecho oídos sordos de las protestas y las sanciones occidentales.

De hecho, la comunidad internacional está dividida sobre el golpe de Estado del 1 de febrero que depuso el gobierno democrático de Aung San Suu Kyi.

China e India se han negado a condenarlo formalmente.

Rusia mantiene sus lazos estrechos con la junta: el viceministro de Defensa Alexander Fomin participó el sábado en el desfile anual de las fuerzas armadas birmanas.

Es cierto que el Kremlin está preocupado por el número “creciente” de muertos, pero ha declarado que Myanmar sigue siendo un “aliado confiable y un socio estratégico” con el que desea reforzar sus relaciones militares.

El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, pidió a la comunidad internacional “mayor unidad” y “mayor compromiso” para presionar a la junta.

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