Estado Mayor de EU temía que Trump diera un golpe
Mark Milley vio en la negativa de Trump a aceptar la derrota ante Joe Biden como una señal de su intención de retener el poder por cualquier medio
El jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Mark Milley, temió a fines del año pasado que el entonces presidente, Donald Trump, aboliera la Constitución para retener el poder, algo que comparó con la toma del Reichstag en 1933 por Adolf Hitler, según un nuevo libro.
Milley vio en la negativa de
Trump
a aceptar la derrota ante Joe Biden en las elecciones de noviembre de 2020 como una señal de su intención de retener el poder por cualquier medio, según extractos del libro de los periodistas del diario The Washington Post Carol Leonnig y Philip Rucker, divulgados este jueves por el periódico y CNN.
“Este es un momento como el del Reichstag... El evangelio del Führer”, dijo Milley a sus asesores del Pentágono, según los autores del libro, titulado “I Alone Can Fix It” (Yo solo puedo arreglarlo).
En 1933 Hitler aprovechó un sospechoso incendio en el Reichstag, el parlamento alemán, para suspender las libertades civiles y concentrar la autoridad en su gobierno, preparando el escenario para la consolidación nazi.
Cuando
Trump
convocó a sus partidarios a marchar en Washington en noviembre, Milley, designado por el mandatario, expresó preocupación de que estuviera desplegando “camisas pardas en las calles”, indica el libro, en alusión a la violenta milicia de Hitler.
Trump
persistió en afirmar sin pruebas que un fraude le había birlado un segundo mandato, convocando para otra manifestación el 6 de enero, cuando sus seguidores atacaron el Congreso.
Milley planeó entonces con otros altos funcionarios una renuncia colectiva para dejar claro que no aceptarían un golpe de Trump.
“Pueden intentarlo, pero no van a tener éxito”, dijo Milley a sus asesores, según el libro.
“No se puede hacer esto sin los militares. No se puede hacer esto sin la CIA y el FBI. Somos los tipos con las armas”, agregó.
El libro, que saldrá a la venta la semana próxima, constituye la visión más inquietante hasta ahora sobre cómo se percibió dentro del gobierno la negativa de
Trump
a aceptar su derrota.
Milley ya había resistido a principios de año el deseo de
Trump
de llamar a los militares para enfrentar las protestas contra el racismo.
Eso lo llevó a desconfiar de las motivaciones de Trump, especialmente después de las elecciones, cuando el mandatario comenzó a reemplazar a altos funcionarios, incluso en el Pentágono, con leales cercanos a pesar de que solo le quedaban semanas en el cargo.
“Milley le dijo a su personal que creía que
Trump
estaba provocando disturbios, posiblemente con la esperanza de una excusa para invocar la Ley de Insurrección y llamar a los militares”, dice el libro.
En un comunicado,
Trump
repitió sus afirmaciones infundadas sobre el fraude electoral, pero negó haber amenazado con un golpe.
Se burló de Milley como alguien que buscaba el favor de la “izquierda radical”.
“Si fuera a dar un golpe, una de las últimas personas con las que querría hacerlo es el general Mark Milley”, dijo Trump.