Un barco cargado con maíz zarpó del puerto de Odesa, el primero desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, lo que dio paso a la reanudación de sus exportaciones de granos, después del acuerdo firmado con Rusia que busca aliviar la crisis alimentaria mundial.
El navío ‘Razoni’ zarpó del puerto de Odesa con destino al puerto de Trípoli, en Líbano. Se espera que llegue el 2 de agosto a Estambul. Seguirá su ruta hacia su destino tras las inspecciones que se llevarán a cabo” en Turquía, anunció el Ministerio turco de Defensa.
Según el ministro ucraniano de Infraestructura, Oleksandr Kubrakov, el barco de bandera de Sierra Leona transporta una carga de 26 mil toneladas de maíz.
El acuerdo, firmado el 22 de julio en Estambul entre representantes de Rusia, Ucrania, Turquía y Naciones Unidas, permite reanudar las exportaciones ucranianas bajo supervisión internacional.
Un convenio parecido firmado en el mismo momento garantiza también a Moscú la exportación de sus productos agrícolas y fertilizantes, a pesar de las sanciones occidentales.
Rusia y Ucrania son grandes potencias agrícolas, y su trigo, maíz y girasol, en particular, abastecen el mercado mundial. Se calcula que entre 20 y 25 millones de toneladas de granos han estado bloqueadas en los puertos ucranianos desde el inicio de la invasión el 24 de febrero, lo que disparó los precios.
Jornada de alivio para el mundo, especialmente para nuestros amigos de Oriente Medio, Asia y África, cuando los primeros cereales ucranianos dejan Odesa después de meses de bloqueo ruso”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, aplaudió la reanudación de las exportaciones y dijo esperar que otros barcos comerciales puedan zarpar y aportar “la indispensable estabilidad y asistencia a la seguridad alimentaria mundial, especialmente en los contextos humanitarios más frágiles”, según un comunicado.
Empresario muerto
En el terreno, las fuerzas rusas seguían bombardeando las ciudades ucranianas, sobre todo Mikolaiv (sur), donde el ataque más violento desde el inicio de la guerra mató al menos a dos habitantes el domingo, según las autoridades locales.
Estos bombardeos mataron a Oleksiy Vadatursky, dueño de la principal empresa ucraniana de logística cerealista, y a su esposa Raisa. “Era uno de los empresarios agrícolas más importantes del país, una figura clave de la región” que proporcionaba mucho empleo, afirmó en Telegram Mijailo Podoliak, consejero de la presidencia ucraniana.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, rindió homenaje al empresario en su discurso del domingo y lo calificó de “héroe de Ucrania”.
El lunes de madrugada, se produjeron de nuevo “potentes explosiones” en esta ciudad del sur del país, informó su alcalde, Oleksandr Senkevych, en Telegram.
Las regiones de Járkov (este) y de Sumy (nordeste) también fueron bombardeadas. Varios edificios quedaron dañados en “una serie de explosiones” en Járkov, anunció el alcalde de la segunda ciudad ucraniana, Igor Terejov.
Una persona murió y otras dos resultaron heridas en la región de Sumy, blanco de “más de 50 bombardeos” en las últimas 24 horas, según el gobernador Dmytro Jyvytsky.
Zelenski acusó el sábado a las fuerzas rusas de perpetrar una estrategia de “terror” con sus bombardeos contra las ciudades ucranianas y anunció la evacuación general de la población de la región oriental de Donetsk, en gran parte bajo control ruso.
Al menos 200 mil civiles permanecen todavía en los territorios de la zona de Donetsk que no están bajo control de Moscú, según una estimación de las autoridades ucranianas.
Flota rusa atacada
Autoridades prorrusas aseguraron que un dron explotó el domingo en la sede de la flota rusa y causó seis heridos en Sebastopol, una ciudad portuaria que siguió acogiendo la flota rusa del mar Negro tras el fin de la Unión Soviética gracias a un acuerdo con Kiev, pero que fue formalmente anexionada por Moscú como el resto de la península de Crimea en 2014.
Los ucronazis decidieron arruinarnos el día de la flota militar rusa”, escribió el gobernador Mijaíl Razvojayev, utilizando la expresión que usan las autoridades y la propaganda rusa para designar a las fuerzas de Kiev.
Las autoridades ucranianas desmintieron que estuvieran detrás del ataque y tacharon las acusaciones rusas de “provocación deliberada”.
Según la Marina ucraniana, podría tratarse de un pretexto para anular las celebraciones previstas en Sebastopol.
El ataque obligó a cancelar en la ciudad los festejos de la fiesta anual de la armada rusa, pero se mantuvieron en San Petersburgo, en el oeste de Rusia, donde se celebró un desfile militar, en presencia del presidente Vladimir Putin.
Allí, Putin aseguró que la flota rusa recibirá un nuevo misil hipersónico en “los próximos meses” y firmó una nueva doctrina naval para reforzar las posiciones rusas en el Ártico. MAAZ
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