Encuentran la “firma biológica del deseo”

27 de Noviembre de 2024

Encuentran la “firma biológica del deseo”

el deseo
Foto: Canva

Un estudio con ratones de campo monógamos muestra que la dopamina también está relacionada con las relaciones a largo plazo

Igual que con los antojos de azúcar, nicotina y cocaína, el neurotransmisor dopamina desempeña un papel fundamental para “mantener vivo el amor” y que también explica, sugieren los autores de un nuevo estudio, “por qué queremos estar con algunas personas más que con otras”.

La conexión entre la dopamina y el deseo sexual se ha demostrado desde hace tiempo, pero este es el primer estudio que encuentra que también está relacionada con algo más íntimo y duradero, ya que se hizo con ratones de campo de las praderas, que están entre los muy pocos mamíferos (alrededor de 4%) que forman parejas monógamas.

El estudio, publicado hoy en la revista Current Biology, se centró en tratar de averiguar qué sucede en los cerebros de estos roedores que no sólo forman parejas a largo plazo, sino que también comparten la madriguera donde tienen crías y las crían juntos y, además, parecen sentir algo que semeja al dolor humano cuando pierden a su pareja.

Zoe Donaldson, investigadora de neurociencia conductual en la Universidad de Colorado en Boulder y autora principal de la investigación, comenta que lo que encontró junto con su equipo fue, “esencialmente, una firma biológica del deseo que nos ayuda a explicar por qué queremos estar con algunas personas más que con otras”,

La dopamina como fuente de iluminación

Para ello, pusieron a los ratones a sortear distintos obstáculos para llegar hasta donde estaba su pareja, mientras estaban equipados con un minúsculo sensor de dopamina hecho con fibra óptica insertado en una región del cerebro (el nucleus accumbens) que se ha visto que motivar en humanos y ratones la búsqueda de cosas gratificantes.

Anne Pierce, estudiante de posgrado en el laboratorio de Donaldson dijo en un comunicado de prensa que cada vez que el sensor detectaba un “chorro” de dopamina, “se enciende como una barra luminosa”, y cuando los animales empujaban la palanca que abría una puerta o trepaban la pared para poder estar con su pareja, la fibra “se iluminaba como un delirio”, lo cual continuaba mientras se acurrucaban y se olían mutuamente.

Donaldson dice que, como seres humanos, “todo nuestro mundo social se define básicamente por diferentes grados de deseo selectivo de interactuar con diferentes personas, ya sea la pareja romántica o amigos cercanos… Esta investigación sugiere que ciertas personas dejan una huella química única en nuestro cerebro que nos impulsa a mantener estos vínculos con el tiempo”. Tal vez te interese leer El amor puede reparar al corazón.

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