En las últimas 24 horas, pobladores de Tarecuato, en el municipio de Tangamandapio en Michoacán, han incendiado al menos tres vehículos y mantienen bloqueada la carretera Jacona-Los Reyes, en exigencia de justicia por el asesinato de 11 hombres —seis de ellos adolescentes—, el lunes, y el cese de la violencia en la localidad.
El Consejo Supremo Indígena de Michoacán su sumó a la condena de los familiares y vecinos de las víctimas del multihomicidio, de quienes la Fiscalía estatal reconoció que eran “inocentes”, sin antecedentes penales. A través de un comunicado la comunidad señaló que al día siguiente de la masacre, en la comunidad de purépecha de San Lorenzo, también fue asesinado un niño de 11 años, quien al igual que las víctimas de Tarecuato “se encontraba realizando actividades de la Ofrenda a las Animas”.
Pese al anuncio de la Secretaría de Seguridad Pública del estado sobre el reforzamiento de la seguridad, con apoyo del Ejército y la Guardia Nacional, el Consejo Supremo Indígena pidió al gobierno de Michoacán hacer las gestiones necesarias para reconocer a las Rondas Comunales como “fuerzas de seguridad ancestrales e históricas de las comunidades”.
En ese sentido advirtieron: “Exigimos justicia expedita, pronta, completa e imparcial, emplazando al Estado mexicano a resolver rápidamente estas graves violaciones a los derechos humanos y colectivos de los pueblos indígenas, de lo contrario, estaremos realizando movilizaciones generales y tomas de carreteras en todo el estado. ¡Ya basta de la violencia contra las comunidades indígenas!”.
A pesar de haberse registrado distintos hechos violentos en la zona, en el último año, ahora, en medio de las protestas y la retención de al menos una veintena de vehículos, que cientos de pobladores mantienen bajo el amago de que serán incendiados, este jueves arribaron militares y guardias nacionales —a cuatro días de la masacre—, a fin de instalar un par de bases de operaciones interinstitucionales para reforzar la seguridad en la comunidad.
La víspera, familiares, amigos y vecinos, en su mayoría vestidos de blanco, despidieron a las 11 personas asesinadas con un cortejo fúnebre en el que además de música, lanzaron consignas en exigencia de justicia y un alto a la situación de violencia que se ha agudizado en los últimos meses en la localidad.
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