En un mes roba 6 puntos de credibilidad a los medios

27 de Noviembre de 2024

En un mes roba 6 puntos de credibilidad a los medios

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Trump logró que eso sea irrelevante para sus electores y los políticos republicanos

trump medios2 Pese a los encabezados de caos y mentiras que ilustran los diarios de Estados Unidos y el mundo, Trump logró que eso sea irrelevante para sus electores y los políticos republicanos

Juan Pablo de Leo

Ha transcurrido un mes de la presidencia de Donald Trump y en el que ha cambiado mucho, pero a la vez no ha cambiado nada. Así de compleja y contradictoria es la presidencia más controversial de la historia moderna de Estados Unidos.

Donald Trump no puede ser promesa, y a su modo y para su base, entregó la mayor parte de sus promesas. Para ellos, el muro está en proceso de construcción, el TLCAN y TPP están muertos, los musulmanes tienen prohibida la entrada, los migrantes ilegales son expulsados masivamente, Rusia no tuvo injerencia en la elección y otras falsas realidades que se convierten en hechos cumplidos gracias a la maquinaria mediática y propagandística que funciona a la perfección en sus propios medios creados para eso, mientras que las grandes cadenas tradicionales no sólo se quedaron fuera del círculo y privilegios informativos de los que tantos años gozaron, sino que su destrucción con el descrédito es fundamental para el éxito del proyecto Trump. Una prensa sin credibilidad es un enemigo menos.

›Desde la elección presidencial, Trump señaló a los medios como un enemigo. Tras su victoria, la apuesta de muchos era la moderación del discurso y el gobierno hacia el centro y nunca ocurrió.

La retórica contra medios y periodistas se ha intensificado desde el gobierno y la credibilidad de los medios tradicionales va en descenso con la gente que quiere convencer lo que consideran una presidencia fallida. Según un estudio de la agencia Edelman, 35% de la población confía en los medios tradicionales mientras que los seguidores de Trump, que confían en la transparencia de la prensa, cae en 15%. Ese número se encontraba en 21, previo a la elección; es decir, Trump se encargó de restar seis puntos a la credibilidad de la prensa en 30 días. La credibilidad de la prensa tradicional disminuye, mientras que nuevos sitios digitales de dudosa procedencia, canales por cable religiosos y conservadores, además de la radio, suben con ayuda de Trump y su equipo de comunicación. Medios como Breitbar, EWTN, New York Post, The Gateway Pundit y otros tomaron el lugar de CNN, New York Times, Washington Post y otros en la sala de prensa de la Casa Blanca.

La estrategia consiste en atacar a unos que le son críticos, mientas se coquetea con otros que le son favorables. Sean Spicer, el portavoz de la Casa Blanca, convertido en un fenómeno mediático con el programa Saturday Night Live y a la maravillosa interpretación de Melissa McCarthy. Las conferencias de prensa dicen poco pero entretienen mucho.

No por nada el hombre cercano a Reince Preibus y exvocero del Partido Republicano tiene su lugar asegurado a pesar de versiones que vienen diciendo lo contrario hace días. La insistencia es que los medios mienten deliberadamente y por ende deben ser calificados como fake news. Prensa okEste fenómeno no es tan simple como suena. El hecho de que la historia de un medio tradicional serio contenga algún tipo de error, no significa que sea una noticia falsa en automático. La intervención del gobierno ruso en la elección presidencial del año pasado consistió en una parte, en la creación de sitios de noticias que se hacen pasar por medios serios en su estructura, redacción y look de lo que podría ser un ejercicio periodístico con investigación detrás. Esos sitios se dedicaron a difundir por internet y redes, noticias creadas para dañar la imagen de Hillary Clinton con temas alucinantes.

Aunque es difícil decir con precisión exacta la forma en la que afectó a Clinton en su derrota, si fue notoria su eficiencia entre las opiniones de los electores que decidieron por Trump. El efecto fake news fue tal que ahora son noticia internacional, y su uso de aplicación común entre el medio periodístico.

El constante uso del término por parte de Donald Trump lo hace evidente como estrategia central en su guerra contra medios. La aparición de nuevos outlets o medios no tradicionales que han tenido acceso a la nueva Casa Blanca son el nuevo vehículo que transporta el mensaje que puede ser desorganizado y sin mucha plantación detrás, pero que aun así es eficiente en su propósito: hablar a su base para convencerlos del avance en una agenda difícil de implementar, pero fácil de vender a través de esos medios no tradicionales que forman parte del aparato de propaganda del gobierno Trump. La negativa de Trump a ser transparente y disciplinado en la presidencia ha puesto a los medios tradicionales en un entredicho que los obliga a una profunda reflexión con el fin de reencontrarse a sí mismos y a su impacto ante un gobierno como el actual.

El desafío se ha convertido en una afronta personal tras los ataques hechos hace unos días cuando se refirió a la prensa tradicional como los enemigos del pueblo. Una línea que cruzó y por la que fue confrontado por su propio medio, Fox News. Acercarse o ceder ante los medios tradicionales, de los que ha alimentado su fama y figura irónicamente, es el equivalente a dormir con el enemigo e inaceptable para su modelo de campaña. Basta ir a una convención o rally de Trump par darse cuenta de que hay una sola cosa que emociona más a su audiencia que la idea de un muro con México, y eso es el ataque a la prensa.

Periodistas de MSNBC y otros han tenido que soportar agresiones en el mejor de sus días cuando asisten a cubrir los diferentes eventos en favor de Trump. Mientras amenaza legalmente a periodistas que publican su información con base en fuentes del gobierno federal en sus distintas dependencias y agencias, premia con entrevistas y exclusivas a otros medios sin reputación alguna pero que sirven a los intereses de su propia información. Para Trump en su visión a partir de las declaraciones, esos son los modelos perfectos. Personajes autócratas con baja tolerancia a la crítica que ven a la prensa como un obstáculo a sus intereses.

A pesar de los constantes encabezados de caos, desorden, fallas, renuncias, conflictos de interés y mentiras que todos los días ilustran las primeras planas de los diarios más importantes de Estados Unidos y del mundo, Trump ha logrado que eso sea irrelevante en el mundo de sus electores y los políticos republicanos.

Los medios ya han convencido a la mitad del país acerca de los escándalos de Trump, quién les ha dejado la imposible tarea de convencer a otra mitad que ni los consume ni les cree, mientras él alimenta a su base con mensajes de ejecución y eficiencia.

Cubrir a Trump así como relacionarse con él y su gobierno a nivel profesional representa el mayor reto de transformación y audacia que el periodismo ha requerido. Una guerra declarada que se puede convertir en una lucha de poder, por una parte Trump buscando la destrucción de la prensa tradicional mientras ellos anhelan otra cobertura como Watergate, con sus consecuencias.

Mientras una u otro ocurren, los electores siguen envenenados por medios falsos que inventan y distorsionan información, un virus que beneficia las causas menos nobles y que se ha convertido en herramienta fundamental del populismo en Estados Unidos y el mundo. De twitter breitbar. Trump encontró la forma de darle la vuelta a los medios tradicionales, mientras ellos no han encontrado la forma de darle la vuelta a él o a su gabinete.