Si bien, a escala nacional, la cuarta ola de Covid-19 ha sido la más leve en términos de fallecimientos, esto no fue así en todos los estados de la República.
El rebrote impulsado por la variante Ómicron fue el segundo o tercero más mortífero en Jalisco, Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, Aguascalientes y Zacatecas, lo que contradice los argumentos que intentan minimizar los efectos de la nueva variante del virus SARS-Cov-2.
De hecho, en nueve entidades del país (Colima, Michoacán, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, estado de México, Oaxaca, Baja California y Sonora), la curva de fallecimientos conserva una tendencia ascendente, por lo que aún no es posible conocer si ya alcanzaron el acmé.
En los casos de Coahuila, Tamaulipas y Aguascalientes, la ola de muertes ocurrida entre diciembre de 2021 y enero de este año es la segunda más intensa en lo que va de la pandemia, de acuerdo con datos de la plataforma del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sinave).
En Coahuila, por ejemplo, la variante Ómicron dejó 192 fallecimientos en la semana 4 de 2022 (del 23 al 29 de enero), el segundo mayor pico, después del registrado a mediados de noviembre de 2020, cuando hubo 287 en la semana 46. En Tamaulipas, la cuarta ola de la pandemia provocó 174 decesos en la semana 4 de enero pasado, lo que representa el segundo mayor pico, después del de la primera ola, cuando se reportaron 273 muertes en la semana 30 de 2020 (19 al 25 de julio).
En los casos de Jalisco, Chihuahua y Zacatecas, la ola detonada por la variante Ómicron es la tercera con más defunciones. El resto de las entidades tiene el mismo comportamiento que la tendencia nacional.
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