Juchitán, Oaxaca. Aunque el auditorio del Instituto Tecnológico de Juchitán fue habilitado como albergue por las autoridades, presenta fracturas y desprendimientos severos, por ello las personas que acuden a refugiarse a este sitio duermen afuera, en los prados, en pequeñas casas de campaña o encima de colchonetas. Aquí vienen porque sus casas resultaron dañadas y por miedo. Afuera andan los malandrines robando y haciendo fechorías. En las calles la cosa “está brava”. En este refugio, a cargo de la Policía Municipal y la Marina, no hay un censo. Se da acceso solo dando el nombre en la entrada. Y con ello, entregan una colchoneta de parte del DIF. A partir de ahí, se puede elegir algún área desocupada para pasar la noche, alguna parte en las jardineras en donde hay hormigas arrieras o en los cajones del estacionamiento. Los niños duermen en donde los coloquen sus padres. En la hamaca o en las colchonetas individuales que les entregan. Ellos no dimensionan la tragedia y deambulan y juegan con lo que encuentran, porque sus juguetes quedaron bajo los escombros. Aquí se puede disponer de agua embotellada, hay baños que ya están sucios, sin agua. El olor a orines y excremento puede apreciarse desde lejos. Busquen una cubeta y échenle agua al baño porque a nosotros no nos dieron la orden de lavarlos” le dice una policía un poco molesta a una señora que pregunta por el sanitario. Algunas mujeres usan el baño aún sucio y con mal olor, lleno de papel sanitario desbordado en los cestos de basura. Otros van a los prados. Este estacionamiento también es ocupado por las unidades del programa IMSS-Prospera, que pasada la media noche se guardan aquí haciendo imposible el descanso ante el continuo ruido de los motores. Es un ir y venir de personas por todo el patio. Antes de la medianoche también los radios de los policías municipales dieron cuenta de una persecución de delincuentes, quienes a bordo de una camioneta blanca y con un altavoz pedían a las personas abandonar sus casas por otro sismo que no tardaría en presentarse. Esto, según los juchitecos, para que abandonen sus casas y puedan entrar libremente a robar. Un segundo perifoneo de las autoridades desmiente el aviso. Pero los damnificados ya están listos para ir a defender hasta con la vida su patrimonio.
Hay que tener mucho cuidado porque también se están robando a los niños”, dicen, aunque no hay una versión oficial que lo confirme. Pero se escuchan balazos y persecusiones.
En un espacio sin orden, los pobladores solo llegan a pasar la noche, ya que se sienten seguros a cielo abierto, sin techos, sin ningún tipo de construcción que piensen se les pueda caer encima mientras duermen un poco, por la mañana toman sus mochilas y se retiran al trabajo o a cuidar lo poco que quedó de sus casas. Los soldados de la Marina hacen su mejor esfuerzo. Ellos limpian el área, recogen con sus manos la basura y la trasladan fuera del espacio. También preparan el desayuno que entregan a partir de las 8:00 horas con tortillas calientes, pan, atole y agua. Solo hay que formarse para que los soldados, de manera amable, repartan el desayuno a mujeres, hombres y niños por igual. Hay muchas personas que aprovechan la fila para formarse y obtener algo de comer gratis. Aquí también está instalado un centro de atención de primer contacto y evaluación de pacientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Ya hay muchos niños y adultos mayores con tos. EC