La semana pasada tuve la oportunidad de participar en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, en donde —además de presentar mi libro “Con la frente en alto”— fui invitada como participante en el foro “¿México dividido después de las marchas?”, compartiendo mesa con políticos y académicos como el exdiputado federal Fernando Belaunzarán y Javier Hurtado, académico de la UdeG, y como moderadora estuvo Natalia Juárez, presidenta del PRD en Jalisco, quién formuló cuestionamientos muy interesantes.
La primera reflexión fue sobre el conflicto surgido entre los poderes estatales encabezados por el gobernador Enrique Alfaro, al orquestar en primera instancia el retiro del presupuesto para la construcción tanto del Hospital Civil de Oriente, como del Museo de Ciencias Ambientales; y en una segunda arremetida contra la autonomía universitaria, al limitarle la partida presupuestal a la Universidad de Guadalajara (UdeG), dejando en serios problemas el panorama educativo superior de Jalisco a mediano y largo plazos.
Por tal motivo, la UdeG convocó el miércoles 23 de noviembre a una megamarcha en apoyo a su autonomía presupuestal, congregando a más de 145 mil manifestantes en el Centro Histórico de Guadalajara, lo que colapsó las calles aledañas, en las inmediaciones del Parque de la Revolución.
Yendo en sintonía con lo que también sucede a nivel federal (marchas orquestadas desde el Ejecutivo y que tienen como objeto la polarización social), en el caso específico de Jalisco el sábado 26 de noviembre, actores políticos de Movimiento Ciudadano (MC) ligados directamente con Alfaro convocaron a una manifestación para boicotear el arranque de la FIL, así como lo están leyendo, so pretexto de alzar la voz en contra de su presidente, y exrector de la UdeG, Raúl Padilla.
Sin embargo, apenas lograron convocar a 5 mil personas y que conste que eran acarreados; desde funcionarios públicos, pasando por maestros de educación básica del estado hasta grupos de choque usados para amedrentar a quienes pretendían ingresar al arranque de actividades de la feria de libro más importante de habla hispana y la segunda más importante del mundo, sólo después de la de Frankfurt.
El despropósito no tuvo límites, pues el secretario de Educación, Juan Carlos Flores, marchó en contra de una feria que promueve la cultura y la lectura; el secretario de Movilidad, Diego Monraz, obstruyó las calles para que asistentes, expositores y participantes del evento no lograran llegar; el secretario de Asistencia Social, Alberto Esquer, se sumó a una movilización en contra de la superación cultural del pueblo de Jalisco. Ah, y cómo dejar de mencionar en este despropósito que los quesque representantes del pueblo, sí los diputados locales de MC, ahí estuvieron presentes, así como la senadora Verónica Delgadillo. ¡Ver para creer!
Solamente por la intervención del cuerpo de policías antimotines es que se pudo evitar que el contingente más virulento de los detractores a la feria siguiera agrediendo física y verbalmente a este reducido grupo de simpatizantes y asistentes.
La segunda reflexión giró sobre las dificultades que atraviesa el INE por la embestida de la 4T y Natalia Juárez, brillante como es, puso de botepronto el punto sobre la “i”. Con decirles que se aventó a decir: “He sido cuatro veces candidata y las cuatro he perdido, pero eso no hace que el INE sea el culpable, sino que al contrario, tengo la certeza que el árbitro cuenta bien los votos y que fue la ciudadanía quien no votó por mi”. ¡Quiúboles!
En la polarización que se vive en Jalisco y en el país, tras la guerra de marchas y contramarchas, ¿quiénes son los ganadores? ¿La lucha por un presupuesto justo para la educación superior debe ser menoscabada desde el Estado? ¿El atentar contra la FIL así como atentar contra el INE representan el deterioro de la vida en democracia o es simplemente un asalto a la razón, como diría Carlos Marín?