El pasado 26 de enero les documenté en este mismo espacio las tropelías que comete el “junior” del gabinete, Luis Antonio Ramírez Pineda, como director general de los dos mayores bancos de desarrollo en México: Nafin y el Bancomext.
Bueno, pues déjenme decirles que no sólo no ha acabado, sino que continúa el sistemático acoso laboral en contra de los trabajadores sindicalizados de ambas instituciones, quienes osaron inconformarse por la arbitraria reconversión de plazas laborales e irregulares procedimientos de escalafones salariales por parte del oaxaqueño y de sus directoras de Administración y de Recursos Humanos, Paulina Moreno e Irasema Uriarte, quienes están empeñadas en cambiar condiciones de la estructura escalafonaria y colocar ahí a personal afín al grupo que dejaron en vía de mientras en el ISSSTE, pues cómo olvidar que el “junior” fue quien comenzó la destrucción del instituto, siendo su primer director general en los tiempos de la 4T.
Ante el acoso e incluso -agárrense- el retiro de equipo de trabajo y mobiliario de los espacios donde trabajan los representantes sindicales de Nafin y Bancomext (a cuyas instalaciones sede no pueden entrar los líderes gremiales, aunque ustedes no lo crean), la secretaría del Trabajo quesque lleva la “aviadora” Luisa Alcalde, ofrecieron reuniones de conciliación, en las que Moreno y Uriarte han plantado a los trabajadores no una, ni dos, sino ¡tres veces! Simplemente cancelaron las juntas unos minutos antes de las citas vía WhatsApp. ¡Así como lo están leyendo!
Ya encarrerados, los directivos “bancarios” parecen tener prisa por ocupar plazas para su gente, no vaya a ser que Nafin y Bancomext sufran la misma suerte que la Financiera Nacional de Desarrollo, recientemente desaparecida por órdenes presidenciales.
¿Acaso es el año de Hidalgo en la banca gubernamental mexicana?
Y aunque no están para saberlo, les cuento que en días pasados, para ser exacta el lunes 17 de abril por la noche, el sindicato de trabajadores de Nafin recibió una apresurada, hostil y amenazante convocatoria para sesionar en la Comisión de Escalafón institucional. La intención obvia era cumplir con las formas, pero hacer a un lado a la representación sindical en dicho Comité.
Por lo que el sindicato solicitó más tiempo en virtud de estar pendiente la conciliación laboral en la Secretaría del Trabajo, pero la administración se negó rotundamente, a pesar de que el principal diferendo entre ambas partes es justamente el del escalafón.
Inhalen y exhalen
Entonces, la administración decidió u-ni-la-te-ral-men-te llevar a cabo la sesión de escalafón tomando acuerdos arbitrariamente, sin apego a derecho, publicando el concurso de vacantes y determinación de las mismas con afectación económica, pues estas plazas fueron devaluadas por la administración, menospreciando con ello el valor del desempeño de los trabajadores.
El objetivo avieso de estos funcionarios de la 4T inmersos en el sistema financiero mexicano es declarar plazas laborales desiertas, con el fin de volverlas a revaluar e incorporar personal que determinen el titular y sus directoras de Administración y Recursos Humanos, favoreciendo unilateralmente a más personajes que seguramente llegarán con 99 por ciento de lealtad y 1 por ciento de capacidad.
¿Les suena?
En fin, historias de terror, con un “junior” muy soberbio Luis Antonio Ramírez Pineda más preocupado en ser gobernador de Oaxaca (tiene a cuatro o cinco personas cobrando en la oficina de Nafin en la entidad haciendo proselitismo político), y las solícitas Paulina Moreno, recomendada de Palacio Nacional, y la operadora Irasema Uriarte. ¡Ah! Y cómo dejar de mencionar que ahora anda peor que nunca, pues ya vio a su papi, Heladio Ramírez, con un puesto “muy tú las traes” en el gobierno de Delfina.