Que les cuento, que la pandilla remanente de Javier May en FONATUR ya salió del clóset y con el aparente beneplácito de Roberto Salcedo Aquino, titular en la Secretaría de la Función Pública, han aprobado un nuevo conflicto de interés, sin interés alguno de respetar la Ley General de Responsabilidades Administrativas o al menos, aparentar hacerlo.
Y es que Roberto Salcedo se jacta un día sí y otro también, de luchar en contra de la corrupción del pasado. Ya sabe usted, la lógica ‘Goebbeliana’ de que una mentira mil veces dicha, se convierte en una gran verdad.
¿La razón?
La persona que se ostentaba como titular del Órgano Interno de Control del FONATUR y Empresas de Participación Accionaria, Javier Humberto Domínguez Aguilar, acaba de ser nombrado director general en Fonatur Tren Maya, S.A. de C.V., específicamente de Fonatur Operadora Portuaria, S.A. de C.V., filial extinta pero que aparentemente resucitara una vez que el Tren Maya pase a manos de SEDENA. Todas ellas dizque ‘fiscalizadas’ por Domínguez Aguilar.
Cuando el río suena, agua lleva.
Es un secreto a voces de que Javier Humberto Domínguez Aguilar mantiene una relación muy cercana con Camilo Oviedo Bautista, director de Administración y Finanzas de Fonatur, y a estas alturas ya no se distingue dónde quedó el OIC y dónde empiezan las filiales de Fonatur, al grado de que Domínguez Aguilar pretende hasta agandallarse las plazas que tenía adscritas en el OIC, y lo sorprendente es que algo así sólo podría ser posible con algún tipo de acuerdo en lo oscurito con la SFP. Y una de dos, o Roberto Salcedo hace como que no ve, o de plano le están comiendo el mandado y ni se percata de las movidas de Domínguez Aguilar que canta sin cesar el éxito de Facundo Cabral ‘no soy de aquí ni soy de allá’.
Y es que Javier Humberto Domínguez Aguilar al parecer ya considera que el OIC es parte de su creciente patrimonio y ahora pretende dejar a personal de su confianza en los puestos clave, para asegurar una gestión ‘tersa’ o, mejor dicho, poner la cereza en este amasiato administrativo.
Es de suponer que, en el mundo según Javier Humberto Domínguez, él se ve manejando una filial con una mano y con la otra mangoneando a su antojo al Órgano Interno de Control que actualmente se encuentra sin titular.
Y es que la jugada de Domínguez Aguilar es imponer como nueva titular del OIC a su incondicional Juana Paula Bardales Gamboa, actual titular del Área de Quejas, a pesar de que se sabe la Secretaría de la Función Pública tiene abiertas diversas investigaciones en su contra por hostigamiento laboral, cohecho y corrupción cuando fungió como titular de Quejas del Órgano Interno de Control en el Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social.
Y es que Juana Paula Bardales Gamboa le dio carpetazo a expedientes en la investigación de adjudicaciones de contratos millonarios con la sospecha de que ella era parte o asociada de los proveedores.
También es más que sabido que Javier Humberto Domínguez Aguilar, cuando trabajó en la Unidad de Inteligencia Financiera, acrecentó su patrimonio y muy al estilo de los servidores públicos de ‘izquierda’ ya es dueño de una casa, cuatro terrenos y tres departamentos.
Ya sabe usted, la pobreza franciscana y la honrosa medianía a la que se refería Juárez y que se cacarea cínicamente todas las mañanas. Los que están mal son los aspiracionistas, fifís neoliberales y conservadores.
Eso sí, no trate de hacer cuentas de si con el sueldo de un servidor público a Javier Humberto le alcanza para allegarse de ese tipo de patrimonio, olvídelo, en la 4T no son iguales.
Pero así es la 4T, premiar la incompetencia y corrupción con nuevos cargos, con la consabida fórmula para evadirse, negar hasta el cansancio cualquier denuncia así sean por cohecho u hostigamiento laboral.