Hoy, aunque ella lo niega, su calidad moral, su reputación, ha quedado muy abollada por el plagio de su tesis, pero sobretodo por el cómo quiso defenderse.
Se imaginan ¿cómo deben ser sus noches?
Sin duda, deben ser terroríficas, y sin temor a equivocarme, le debe taladrar el cerebro la idea, ¿y si me hubiera quedado callada? Seguiría como hasta hoy sin consecuencias legales el tema, pero sin duda su reputación no hubiera quedado tan abollada.
Si se hubiera quedado callada después del escándalo del plagio, venia navidad, luego año nuevo, luego pasó el escándalo de la detención de Ovidio y como Sinaloa estuvo en llamas por horas, luego llegaron los Reyes Magos y súmenle la visita de Biden y Trudeau, ah y cómo dejar fuera el juicio de García Luna, que ya hasta lugar en la mañanera tiene.
Entonces tras hacer el recorrido, se vuelve a preguntar ¿y si me hubiera quedado callada? Y seguro, aunque no lo reconozca debe de recriminarse, “por soberbia”, pero acto seguido se sacude la cabeza y ahuyenta ese nefasto pensamiento.
Su gran error fue venderse como LA candidata del Presidente, pues déjenme decirles que ella NO es la amiga del Presidente, sino la mujer de Rioboó quien Sí es su gran amigo y muy cercano.
El Presidente, me dicen, si acaso la ha visto dos veces en su existir y bueno, lo que sí es verdad es que sí es ministra es por su marido y justo por él iba a ser ministra presidenta; sí, por la amistad con AMLO.
Por su poca prudencia, por salir a defenderse primero diciendo que era una mentira, luego dijo que era un ataque por ser mujer. Luego dejó que la regenta Sheinbaum y la fiscal carnal, Ernestina Godoy, la defendieran con mentiras, pero luego se echaron pa’trás.
Pero justo, por esto, por su poca prudencia.
¿Qué pasará cuando llegue algún caso a su sala; a la sala 1?
¿Cuántos abogados querían que su asunto lo lleve ella?
¿Cuántos pedirán que se abstenga?
¿Qué pasará ahora con el notario que certificó la mentira?
Y no es por echarle más limón a la herida, pero la presidenta de justicia administrativa de la CDMX, es gente de ella.
Lo que creo que en sus noches no le ha pasado por la cabeza es pensar “¿por dignidad debería de renunciar?”
¿Le habrá reclamado a su marido? ¿Cómo dejaste que me atropellaran así? ¿cómo no le hablaste a tu amigo?”
Y acto seguido, seguro le dirá en tono: “sabe qué Riobóo, digan lo que digan me aferraré y por mis… ¡No me iré. Faltaba más!”. Si tu dijiste que los aviones no chocan sino se repelen, ah no esa otra historia de otra pesadilla.
La UNAM hoy de Enrique Graue, increíblemente se dobló. Como bien lo escribió mi compañero Pascal Beltrán: ¿Si han quitado medallas olímpicas, por qué no quitar un título?
Justicia Selectiva.
No está por demás, pero se acuerdan cómo obligó con mentiras, en épocas del Covid, a que el cónsul de Houston le consiguiera la vacuna y no iba solo, iba como con 10.
En fin, si tuviera algo de decoro, de conciencia y amor por el poder judicial ya se hubiera ido.
Y vuelve la pregunta a martillarle la cabeza en su noche “¿Y si me hubiera quedado callada? Estaría cómo estoy ahorita, sin pasar nada, pero no habría pedido mi credibilidad! ¡No, no, no la he perdido!”
Y si, ¡en eso tiene razón! si se hubiera callado seguro no hubiera pasado nada, pero como NO lo hizo, hoy no sólo su credibilidad está en juego, sino la de la SCJN y la de los otros 10 ministros que la integran. Así pues, la pregunta que salta es ¿y cómo serán las noches de los otros 10 ministros? … la respuesta es OBVIA ¿o no?