El sobrino de Rameau, es una novela escrita por el ilustre filósofo Denis Diderot, en 1761, donde narra la historia de una criatura desagradable, cínica, oportunista y llena de ironía.
Su única virtud, era ser sobrino de un célebre compositor de la época, de quien pretendió seguir sus pasos, pero al no conseguirlo por su escaso talento artístico, se convirtió en un vividor, de doble moral que subsistió a costa de los demás; en un charlatán que aprendió a guardar silencio cuando le convenía; un mentiroso que juraba en falso y extendía rumores, un ratero que se aprovechaba de los demás, un traidor de su propia sangre, que se odiaba así mismo porque no podía permitirse el lujo de ser sincero.
Pero su principal característica, era ser bufón ante los pudientes y sabía que le despreciaban por ello, pero era el precio que pagaba para tener cama, mesa y cosas materiales, porque ese era su propósito, salvarse así mismo de la miseria.
La cita anterior no es casual, resulta evidentemente necesaria ante los atajos victoriosos de quienes piensan igual que el sobrino célebre, el fin, es el mismo, solo cambian los medios, si, a diferencia de aquellos años, ahora la libertad de expresión y la democracia, son la justificación perfecta para este tipo de analogías.
A propósito de criaturas desagradables, resulta que anda por ahí un dirigente partidista de Morena que primero pide que no se lucre con la tragedia provocada por el huracán Otis, después confiesa cínicamente que él directamente censa los damnificados y posteriormente es captado “coordinando” la entrega de despensas con la Secretaría de Marina, decidiendo incluso a quienes se le deben entregar los apoyos y a quienes no.
Este personaje de doble moral, Jacinto González Varona, es diputado local de Guerrero y dirigente estatal de Morena, que abiertamente viola la ley al amparo y complacencia de quienes tienen la obligación de hacerla respetar. ¿Qué tiene que hacer el dirigente partidista de Morena en el levantamiento del censo de los damnificados? ¿Qué tiene que hacer en las campañas de entrega de despensa?, la respuesta es obvia, pues nada, porque son acciones que no le corresponden como diputado y como dirigente partidista menos.
Su presencia en el censo y en la distribución de apoyos alimentarios, solo obedece al trato electorero que le está dando a la desgracia el gobierno en turno, es un oportunista y mandadero de Morena que lucra políticamente con el dolor de las y los acapulqueños; es decir, está ahí para condicionar el otorgamiento de programas gubernamentales, lo cual lo convierte en un delincuente electoral, al condicionar el cumplimiento de programas gubernamentales, para que los beneficiarios emitan su sufragio a favor de Morena, en este proceso electoral 2023-2024, que inició precisamente la primera semana de septiembre del año en curso.
El tipo penal que se actualiza es el establecido en la fracción II, del artículo 11, de la Ley General en materia de Delitos Electorales, que prevé una pena de dos a nueve años de prisión, que se incrementa hasta en un tercio, por la agravante de condicionar programas de naturaleza social.
De igual forma, su conducta típica encuadra en lo que dispone el artículo 11 Bis de la citada Ley, que impone de cuatro a nueve años de prisión, al servidor público que durante el proceso electoral, use los beneficios relacionados con programas sociales, con la finalidad de incidir en el electorado para posicionarse o posicionar ante el electorado a algún partido político.
¿No mentir? ¿no robar? ¿no traicionar al pueblo? Es demagogia pura en su máxima expresión. Ahora no solo mienten y traicionan al pueblo, ahora también delinquen confiados en la impunidad que ha generado su sistema fallido de gobierno.
El sobrino de Rameau anda suelto en Guerrero, “don Jacinto” lo ha perfeccionado con sus prendas personales de usurpador, misógino, agresor de género y delincuente electoral.
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