Ya va a hacer un año desde que se inauguró la primera etapa constructiva de la refinería Olmeca, ubicada en Dos Bocas, Tabasco, y a pesar de que el gobierno federal aseguró que sería a partir del 1 de julio de este año cuando comenzaría a producir, esto no sucederá, por lo que una vez más atestiguaremos una falsa inauguración, igual que la del año pasado.
Y es que mire usted, esta obra insignia del gobierno de México retrasaría sus tareas ¡dos años! Su construcción llega después de más de cuatro décadas de que se edificó la última de las refinerías que integran el Sistema Nacional de Refinación (SNR) y, de acuerdo con lo informado por la secretaria de Energía, Rocío Nahle, la inversión de este proyecto ya suma la estratosférica cantidad de ¡12 mil 600 millones de dólares!, esto es 57.5% más que la inversión que se anunció inicialmente.
Cabe destacar que fue la propia Nahle quien afirmó, apenas en marzo pasado, que sería en julio de este año el arranque del primer tren de refinación, y que en septiembre entraría el segundo “para estabilizarse en tres meses más”, con lo que, en el tercer trimestre de 2023, la refinería de Dos Bocas ya estaría operando al 100% de su capacidad.
Con esta información, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó categóricamente que su proyecto estaría operando y aportando combustibles para lograr la autosuficiencia energética este mismo año, para ser específicos, el próximo 1 de julio, en el marco del quinto aniversario de su triunfo electoral. Pero no le han informado bien al Presidente, ya que a un mes de que se cumpla el plazo, se sabe que la producción llegaría hasta 2024.
Lo anterior no es cosa menor, pues se espera que esta refinería procese 340 mil barriles de crudo al día para obtener 170 mil barriles de gasolina y 120 mil de diésel de ultrabajo azufre diarios, lo que equivale al 30 % de las gasolinas que actualmente importa el país, es decir, su operación es clave en las metas que se plantearon en este sexenio y tras su retraso corren el riesgo de no alcanzarlas.
Y a pesar de que, según la información de la Sener, este año estaría operando al 100 % de su capacidad, Petróleos Mexicanos espera que aporte por lo menos 128 mil barriles, por lo que alguien también debería avisarles que no se confíen.
El caso de esta refinería es sin duda lo que coloquialmente se conoce como “mucho ruido y pocas nueces”, pues a más de cuatro años de que se anunció su construcción no se ve claro cuándo comenzará a funcionar, y con los retrasos hay quienes dudan que lo haga siquiera en 2024, pero eso sí, para entonces ya habría tenido, por lo menos, dos falsos eventos inaugurales.
Lo cierto es que cada que le preguntan a Nahle sobre Dos Bocas lo único que atina a decir es que la refinería se encuentra en etapa de pruebas. Pruebas aquí y pruebas allá, pero de refinar un barril de petróleo, nomás nada.
Digamos que lo único rescatable es que, sin duda, el desarrollo de esta infraestructura ha creado miles de empleos y detonado una derrama económica calculada en 375 millones de pesos en la tierra del Presidente, en donde se ha priorizado el contenido nacional, y éste integra un 72 %, además, hasta hace un año se habían invertido 10 mil 200 millones de dólares, de los cuales 8 mil 915 se destinaron a gasto e inversión, y mil 426 millones de dólares se fueron a pago de impuestos.
La inauguración de la segunda etapa, el próximo 1 de julio, que implicaría la puesta en marcha de Dos Bocas será nuevamente una simulación, un acto para conmemorar la existencia de una refinería que no refina, por lo que la pregunta que surge es ¿hasta cuándo la obra insignia contribuirá con la autosuficiencia energética para que México deje de importar combustibles?
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