El sismo del 19 de septiembre de 2017 dañó 25 mil 581 viviendas y todavía hay muchos damnificados ignorados y abandonados a su suerte, no sólo por el gobierno, sino por las aseguradoras que les dan largas o les quieren pagar lo mínimo y a cuentagotas.
Ojo con esto Sofía Belmar, de la AMIS; Óscar Rosado, de la Condusef; Héctor Grisi, de Santander, y Patrick J. Font, de Zurich Seguros.
Adriana Estrada es una de las damnificadas por el terremoto. Adquirió un departamento de dos habitaciones ubicado en avenida Oaxaca, colonia Roma Norte, cerca de la fuente de Cibeles, donde vivió por tres años con su familia hasta que el sismo de 2017 dañó su propiedad.
El edificio tuvo afectaciones graves, fue calificado por equipos de protección civil como un lugar de alto riesgo y se ordenó su desalojo. La Comisión para la Reconstrucción de CDMX tomó el caso para la restauración del edificio, y tras cuatro años de estudios estructurales, junto con el Instituto para la Seguridad de las Construcciones, concluyó que el edificio tiene una inclinación que excede el límite permisible, pero, afirman, el inmueble puede ser rehabilitado y no demolido, pese al dictamen de daños.
El reforzamiento del inmueble requiere la instalación de muros de concreto en los costados del edificio y contraventeos en la parte delantera y trasera, un proceso complicado que tarda entre 12 y 18 meses. Luego de esto se podría iniciar con la reparación de las áreas comunes como estacionamiento, escaleras y elevador y, por último, con el arreglo de los departamentos.
Como muchos damnificados, Adriana adquirió su departamento mediante un préstamo hipotecario de Santander que incluía un seguro de daños de Zurich. Se trata de una cobertura para el inmueble hipotecado, en donde se paga la suma asegurada en caso de siniestro conforme a lo establecido en el contrato o póliza.
La mayoría de los préstamos hipotecarios incluyen un seguro de daños que, teóricamente, protegen al cliente. La realidad es diferente en varios casos como el de Adriana, quien todavía espera el apoyo de la Unidad Especializada de Atención a Clientes Santander porque no se resuelve el pago correspondiente.
“Lo único que recibimos son amabilidades, pero seguimos sin tener nada (…) Pagamos la renta de un lugar que no es nuestro, pagamos la hipoteca y, además, pagamos el seguro para que no hubiera ningún pretexto. Siempre fuimos súper cumplidos en todo y de cualquier manera no sirvió o no está sirviendo hasta ahorita. Después de todos estos años la respuesta que nos dieron es que nos iban a pagar una mínima cantidad”, me dijo Adriana.
Su contacto principal con Santander es Ivette Donaji Olivares y los últimos acercamientos con Zurich han sido por un correo de soporte de seguros de Santander.
A esto súmenle otros retrasos como el cambio de gobierno de la CDMX, el cambio de comisionada para la Reconstrucción y, para colmo, ¡la pandemia!
Es inadmisible por parte de las aseguradoras continuar con los pretextos para no pagar a los damnificados que llevan años en un vía crucis y que a pesar de la pérdida de su hogar, continuaron pagando su póliza para que no hubiera pretextos para el cobro del seguro. Esto no se trata de letras chiquitas, sino de respeto a las leyes, los contratos y los clientes.
Ojo: en 2019, la Condusef evaluó a 16 instituciones que ofrecían seguro de daños y de vida y las reprobó por incumplimientos contractuales.
Y mientras la regenta Sheinbaum prevé que la reconstrucción de las viviendas dañadas por el sismo termine el 2022, Jabnely Maldonado, comisionada para la Reconstrucción ya hizo ajustes por la pandemia y espera que la entrega sea en 2023, ya que sólo un tercio de viviendas se han entregado, un tercio está en obra y el otro tercio está por iniciar.
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