¿Por el bien de México, primero los pobres? Más bien: primero los López, como dice atinada y socarronamente Xóchitl Gálvez. Pero aquí yo agregaría una lista estelar de apellidos que han sido ampliamente beneficiados por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Sí… Ya sé que están pensando en la familia Batres, con dignos representantes egresados de la “benemérita” Universidad Humanitas. Martí, jefe de gobierno de la CDMX y la nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Lenia, que parece no comprender lo que lee en el pleno judicial. También en los Taddei, con Guadalupe intentando acomodar el andamiaje del Instituto Nacional Electoral a los designios de Palacio Nacional, o el delegado del Bienestar en Sonora de nombre Jorge, o la diputada local sonorense Ivana Celeste, o su hijo Pablo Daniel, que parece desentenderse de la empresa Litio MX, la cual solo existe en la imaginación de un decreto de nacionalización sin presupuesto alguno.
Pero, agárrese bien. Hoy me concentraré en otro apellido de abolengo cuatrerista, que si bien tiene en la Secretaría de Gobernación a Luisa María Alcalde como su figura más vistosa, en realidad es operado por el patriarca del clan mismo, el abogado laboralista Arturo Alcalde Justiniani.
La cercanía de los Alcalde con AMLO se dio realmente a través de la matriarca de la familia, la destacada militante de Morena Bertha Alcalde Luján, quien ha estado acompañando al hoy Presidente desde hace tiempo e incluso aspiró sin éxito a presidir Morena, el partido más priista en la actualidad.
Desde el inicio del sexenio, no fue una buena noticia que las viejas prácticas del PRI, tan criticadas antes de 2018 —como el nepotismo y el favoritismo—, se replicaran de inmediato. Desde que Luisa María Alcalde fue nombrada como secretaria del Trabajo y Previsión Social, se escucharon voces que sugerían posibles conflictos de interés debido a la actividad profesional de su padre, quien es asesor legal de muchas agrupaciones sindicales en diversos sectores de la actividad productiva pública y privada.
Arturo Alcalde ha hecho fortuna como apoderado legal de sindicatos como los del periódico La Jornada, la agencia Notimex, Nafin y Bancomext, pero también ha estado involucrado en disputas laborales de Mexicana de Aviación, el Colegio de México, la Universidad Autónoma Metropolitana, la Universidad Iberoamericana y hasta empresas como Elevadores Otis.
No se necesita ser abogado para concluir que cualquier asunto relacionado con sus clientes caería en las manos del ministerio a cargo de su hija, lo que supone graves conflictos de interés que simplemente se pasaron por alto.
Ahora, el caso del sindicato de Notimex —cerrada ya por la 4T— hace resurgir la figura de Alcalde Justiniani, ya que él también estaba asesorando legalmente a Adriana Urrea y a los huelguistas, en una fórmula compleja que ha explotado hoy en un grave conflicto interno en el núcleo de poder de Palacio Nacional. Pero hay otros ejemplos: la participación de Arturo Alcalde en la negociación para que el gobierno federal desembolsara poco más de 800 millones de pesos para adquirir la marca comercial Mexicana de Aviación, y también la problemática de otros clientes más: los sindicatos de la banca de desarrollo, específicamente los de Nacional Financiera y Bancomext, cuyos trabajadores han sido víctimas de acoso laboral por parte de su director general, Luis Antonio Ramírez Pineda, sin que el asesor legal estrella pudiera siquiera haberles conseguido una cita con la titular Alcalde Luján.
Hoy, con la señorita Luisa María en el palacio de Cobián, su hermana Bertha llega a un ISSSTE azotado por falta de recursos, compras públicas amañadas para beneficiar a amigos, impudorosas adjudicaciones directas y, sobre todo, una lucha de poder por el control del presupuesto. ¿Se pondrá de acuerdo la dinastía Alcalde con los poderosos intereses que en ese Instituto defiende la polémica y multiseñalada Almendra Ortiz? ¿O simplemente Arturo Alcalde hará mutis, como lo hizo en muchos otros casos?
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