¿Será por esto que no hemos visto a Bartlett desde que inicio de año? Mmm… pueque, pero también, pues NO es muy bien visto por el gobierno norteamericano, pues hay que recordar que el impresentable de Bartlett fue implicado en el asesinato del agente de la Agencia Federal Antinarcóticos (DEA), Enrique Camarena Salazar. Es más, se dice que ni visa tiene. Entonces, pues ni cómo invitarlo a las reuniones con Biden y Trudeau.
Les cuento que el acoso y hostigamiento sexual en CFE ha pasado de 13 casos en 2019, hasta alcanzar la cifra de 100, al corte del 22 de noviembre del 2022. Y no lo digo yo, sino que lo reconoció Nimbe Durán, titular de la Unidad de Género e Inclusión de la empresa.
Ahora bien, Nimbe, lavándose un poco las manos en un foro que se organizó a finales de año pasado, aseguró que la tendencia al alza es natural pero que, -—inhale y exhale— “no necesariamente indica que el fenómeno está aumentando o que está empeorando, sino que el fenómeno estaba presente, pero ahora ya tenemos más información al respecto”. ¡Quiuboles, qué tal el cinismo y falta de empatía y sororidad!
Con decirles que, a pesar de las pruebas y del seguimiento de la denuncia que presentó “Sofía”, a quien entrevisté y me pidió guardar su identidad, contra su acosador, éste solo fue suspendido ocho días, sin goce de sueldo, y —redoble de tambores— lo movieron de lugar. Sí, le cambiaron su lugar físico de trabajo a tan solo unos metros de su víctima. Y no es por echarle más limón a la herida, pero déjenme decirles que sobre él pesan dos actas administrativas, dos denuncias por acoso sexual y una más reciente por mobbing (acoso laboral a otro compañero).
De acuerdo con datos duros que hay en la CFE, se sabe que el 78 % de las personas víctimas de acoso u hostigamiento son, sí acertó, mujeres; el 2 % son hombres, y el resto no se puede determinar debido a que fueron denuncias anónimas. Pero, ojo, el 99 % de los agresores son hombres y el 1 % son mujeres.
La CDMX, el Edomex, Veracruz y Baja California son las entidades donde la oficina de Nimbe Durán pone focos de alerta.
La dura realidad: por primera vez en la historia desde la fundación del SUTERM, víctimas de acoso laboral, sexual y violación, en el entorno CFE-SUTERM no solo marcharon el pasado 25 de noviembre pasado para exigir justicia, sino que le hicieron una manifestación al líder del sindicato, a quien acusaron de ser el principal acosador sexual del sindicato, así como sus más cercanos.
Hoy se viven otros tiempos y las mujeres electricistas exigen igualdad, respeto y justicia.
También en noviembre la CFE en un comunicado sin firma, afirmaba que “no puede sancionar de manera más severa a lo que la propia norma permite”.
Por lo que, CFE encubre, tolera y tapa los crímenes, ya que a pesar de estar OBLIGADA de acuerdo con el artículo 222 a denunciar ante el Ministerio Público y levantar las actas administrativas correspondientes para rescindir a los presuntos acosadores o violadores, no lo hace.
Con decirles que otra trabajadora fue violada en su centro de trabajo de CFE por cuatro empleados, quienes la creyeron muerta y la tiraron en una carretera. Cuando ella los denunció, primero el sindicato los protegió, es decir, los escondió, luego los suspendió y luego los reincorporó y a ella la corrieron.
¿Ya sintieron ganas de volver el estómago?
Y no es por echarle más limón a la herida, pero CFE es la primera que incumple con el capítulo 23 de Derechos Laborales y el Anexo 23 A del T-MEC, que se pronuncian fundamentalmente en dos sentidos: la no discriminación y la atención de los casos de violencia en los Centros de Trabajo.
Pero por el contrario, las mujeres que se han atrevido a levantar la voz son perseguidas, señaladas, revictimizadas y hacen de su vida un verdadero infierno.
Crímenes de Estado, pues la empresa es una empresa del Estado ¿o no?