A los 18 años, Javier Ávila se hizo su primer tatuaje. Ahora, 19 años después, ese logo de Slipknot —su banda favorita de entonces— ya no representa lo mismo, ahora es el vínculo que mantiene con su padre.
Estudió informática, pero lleva más de 15 años haciendo revistas, entre ellas las extintas Gorila, donde le dieron su primera oportunidad para laborar en el ámbito editorial, y Guerreros del Ring en esta última hablaba de otra de sus pasiones: la lucha libre.
Lleva 40 tatuajes que van desde los diseños tradicionales, hasta los coloridos caricaturizados que representan a la nueva escuela, y eso lo lleva a determinar que en los países con mayor demanda de tatuajes hay menor cultura de este.
Ver a tantas personas con grabados en la piel es un síntoma de que no saben lo que están haciendo. Por eso, Javier, director editorial de la revista Tatuarte en la piel, tiene la esperanza de que el boom en México termine, y con ello surja una verdadera cultura de este fenómeno.
Aunque dice que no ha agarrado una máquina de tatuar, porque la experiencia que ha adquirido en estos años lo convirtieron en un crítico “apasionado” del tatuaje y no se permitiría “hacer tonterías”.
¿Cómo se da tu vínculo con el tatuaje?
—Vi a un primo con un tatuaje, quizá cuando iba en la secundaria, y me marcó mucho, pero no lo hice hasta que cumplí 18 años. El día que lo decidí, mi papá se ofreció a ir conmigo. Me tatué el logo de Slipknot, mi papá acabó tatuándose también un halcón en la espalda. Eso fue hace 19 años. Ahora lo veo y conforme me he ido tatuando creo que lo pude haber hecho distinto, pero no sabía, y no había alguien que me guiara.
No está padre que tu primer tatuaje sea el logo de una banda que, si bien me sigue gustando, ya no escucho tanto, pero el significado se hizo otro, ahora es un vínculo entre mi papá y yo.
El salto a Tatuarte en la piel…
—Soy director de una revista de tatuajes porque la vida me puso ahí. Tengo 15 años haciendo revistas, y cuando la editorial para la que yo trabajaba decide, después de 10 años, matar la revista, yo estaba en otros proyectos y me seguía tatuando, me entró la onda de ‘oye no puede morir un proyecto así’, hago la propuesta y con base en mi experiencia es cuando asumo la dirección, en 2010.
Yo era un aficionado a los tatuajes, era una persona que sabía hacer revistas, cuando tomé la dirección de Tatuarte, yo tenía 30 años, puse lo que sabía hacer en un tema que me apasionaba, me empapé y me junté con mucha gente, y he aprendido muchísimo del tema.
¿Por qué no tatuar?
—Después de tanto tiempo sí he querido agarrar una máquina, no lo he hecho porque se necesita demasiado tiempo que ahora no tengo, y para hacer un buen tatuaje debes concentrarte. Después de ver tantos tatuajes soy muy crítico en muchos sentidos y no me permitiría hacer tonterías. Lo haría para ampliar mi conocimiento en el tema y escribir más cosas, pero no tanto para dedicarme a tatuar.
¿Por qué hay tantas personas tatuadas?
—Hay mucha gente que se tatúa, pero no hay mucha gente que se apasione. Vemos a mucha gente tatuada, pero es un síntoma también de que la gente no sabe lo que está haciendo. Los países que mayor demanda de tatuajes tienen son los que menos cultura del tatuaje tienen. Es contradictorio, pero así es.
No hay un cliente, no hay una idea en la que uno vaya a buscar a un artista por lo que él hace. El 90% de quien se tatúa llega al estudio, paga su tatuaje y no sabe qué quiere hacerse. Por eso existe tanta demanda, porque la mayoría de la gente se hace la estrellita, el infinito, y no está mal, pero en cuestión cultural no aporta absolutamente nada.
Y los países que tiene más cultura sobre el tatuaje, por ejemplo, el caso de Japón, no ves tiendas y tatuajes en la calle, allá es un tema incluso tabú y sí lo ven mal, tienen una cultura impresionante del tatuaje, allá no cualquiera se tatúa ni tiene la oportunidad de hacerse una pieza enorme.
¿Los responsables?
—El tatuaje debería ser una forma de expresión del artista, pero lo que lo hace único es que la persona (cliente) tiene que influir directamente en el trabajo de ese artista y eso lo complementa. No tiene tanto la culpa el tatuador, porque al final es una forma de ganar dinero. Mucha de la culpa, por así decirlo, es la ignorancia al tema, que la mayoría de quienes se tatúan no investigan y sólo quieren un tatuaje bonito. Qué mejor que entre más informado estés va a ser mejor, y lo vas a portar con más orgullo y no hacerte tatuajes que los bajas de internet. Gran parte de lo que provoca que haya tanto tatuador es que la gente es ignorante al tema.
¿Hay artistas o maquiladores?
—Hay muchísimos tatuadores y muy pocos artistas del tatuaje. Artistas son los que tienen una propuesta, los que quieren llevar más allá su trabajo, que se preocupan por sentarse y dibujar, se ocupan por investigar y actualizarse y proponer algo a través de su obra.
Los tatuadores de moda en el país no necesariamente son famosos porque su trabajo sea el mejor. Hay un conflicto fuerte, porque la mayoría de los artistas muy famosos en un sentido crítico tienen un equipo de mercadotécnica y publicidad que se han sabido manejar. Pero la mayoría de los artistas que sí tienen una propuesta que dar, que tienen una imagen, algo qué proponer, no lo hacen, y eso hace que estemos un poco atrás de los grandes artistas en el mundo.
¿Cuáles son los vicios del tatuador?
—No existe el asesoramiento para artistas del tatuaje, estamos atrasados. La mayoría de los artistas en México tiene a lo mucho asistente, pero no tiene una persona que los maneje, que los guíe. Los tatuadores no saben cómo dirigirse al cliente. Pero tienen la gran ventaja de que si no quiere no hace las cosas.
¿Por soberbia?
—Hay una línea bien delgada en ese tema. Yo estoy a favor de que el tatuador te niegue el tatuaje, dependiendo por qué lo haga. Por ejemplo, ese tatuador es un mamón porque no me quiso hacer un tatuaje, ves su carpeta y son puras copias, y entonces sí lo está negando por mamón. Pero cuando el artista hace cosas increíbles, y llega a un punto donde está explorando lo que él quiere y lo hace feliz, por ejemplo, un japonés que sólo se dedica al body suit y le pides hacer una pieza pequeña. Tiene el derecho de no hacerlo. El tatuaje es el único ámbito donde el cliente no siempre tiene la razón. Aquí por pagar no es hacer lo que tú quieres, eso es un error, está mal, los verdaderos artistas van a hacer lo que a ellos los represente.
Síntomas para no tatuarte...
—Si dices: me quiero tatuar, pero no sé qué, ese es el principal. Primero hay que investigar, ver todo lo que se puede hacer, porque si la gente se involucrara más hubiera muchísimas mejores piezas y propuestas. Lo primero que hay que hacer es investigar. Si vas a decidir cambiar tu cuerpo de forma permanente debes tener la responsabilidad de saber qué es el tatuaje desde lo más básico.