México vive una crisis migratoria que se agrava cada día; el rumbo es completamente adverso y los funcionarios de la 4T no hacen algo para contenerla, particularmente el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, quien extrañamente en este caso ha hecho caso omiso y ha guardado un prolongado silencio.
Para quien considere que esto es una exageración, basta ver las declaraciones del gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, quien pone al descubierto lo que está pasando no solo en ese estado, sino que igual que la hiedra, ya se extendió hacia Nuevo León, Tamaulipas y Baja California.
El mandatario Riquelme, con mucha preocupación, denunció que ya han detectado la intromisión del crimen organizado en el tema del flujo extraordinario de migrantes de Haití a Ciudad Acuña en Coahuila.
Las cosas empeoran cada día que transcurre, pues en los campamentos de migrantes, según palabras del propio Riquelme, existe la venta de drogas, que pone en riesgo la seguridad de los mexicanos que viven en Ciudad Acuña y Piedras Negras. ¡Es un verdadero caos!
Bien lo citan los portales de noticias dominiopublico.com.mx y @k911noticias en su nota del 23 de septiembre bajo el título “Hampa y sectas infiltran campamentos de haitianos en Coahuila”.
En ella hablan de cómo grupos del crimen organizado y de sectas supremacistas de Texas están viendo en el caos que existe en Coahuila y que amenaza por extenderse a más estados fronterizos, la oportunidad óptima para sentar sus reales.
Aunado a esto, en esas notas también denuncian que dichos grupos ven en todo lo que está ocurriendo la inmejorable posibilidad de hacer dinero, pero también, lo más grave para México, de ganar adeptos para sus grupos radicales que viven en Texas, pero que están en los campamentos de haitianos con el propósito de desestabilizar la frontera norte y, con ello, fracturar las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos.
Ante tales evidencias, el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, tuvo que lanzar un grito de auxilio y llamar a las autoridades federales, en especial a la Secretaría de Relaciones Exteriores, así como del Instituto Nacional de Migración y de la Unidad de Política Migratoria, de la Secretaría de Gobernación, para buscar una pronta solución a la crisis migratoria que vive su estado.
Del lado de Estados Unidos, el gobernador de Texas, Greg Abbott, vaticina que vienen cosas peores en su frontera con México, por lo cual el pasado viernes promulgó un proyecto de ley de financiamiento por 2 mil millones de dólares para reforzar su frontera, y no solo eso, sino que también anunció que contratará a cualquier agente de la Patrulla Fronteriza, sin importar que haya sido sancionado por el presidente Joe Biden, tras ser captados en caballos sometiendo a migrantes haitianos.
“Tienes un trabajo en el estado de Texas. Voy a necesitar tu ayuda en Texas para asegurar nuestra frontera”, aseguró el gobernador en un programa de televisión de la cadena Fox.
Y en nuestro país, qué están haciendo las autoridades federales para atender este problema que se prevé se va ir agravando. Nada.
A medias tintas, el canciller, Marcelo Ebrard, dijo que los migrantes haitianos están siendo engañados por grupos que les dicen que si llegan a Estados Unidos recibirán la ciudadanía en ese país.
También declaró que ya habló del tema con el secretario del Departamento de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, para tratar el asunto del flujo migratorio de haitianos que, según él, vienen de Brasil y Chile.
Pero no se le ha visto, visitar de menos, Coahuila, que está siendo inundado de este tipo de migrantes. ¿Sabe por qué? Porque a Marcelo Ebrard solo le gustan los eventos de relumbrón, donde pueda “lucir” su imagen, no le gusta caminar calles y empolvarse los zapatos; le desagrada visitar colonias llenas de migrantes.
Para él, sinónimo de servidor público, es siempre vestir un impecable traje, lucir una fina corbata y traer boleado su fino calzado.
Se siente en su elemento cuando está en un evento de talla internacional, como el de la semana pasada, de las Naciones Unidas.
A él le gusta ser “fifí”, no le gustan las calles, menos si no tienen pavimento, como la mayoría de nuestra provincia; mucho menos, ir ahí, donde brotan como corrientes de río la miseria y pobreza de la gente.
Razón por la cual no va a Coahuila y trata de minimizar el tema.
Y qué decir de la inactividad en este tema del jefe de la Unidad para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Roberto Velasco, quien presume con cada funcionario ya sea de nuestro país o de Estados Unidos, su cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero que en corto habla pestes de la “naquez”, lo ordinario y el mal gusto del presidente y su equipo más cercano.
No me detengo en este aspecto, ahí lo dejo, con el compromiso de abordarlo más a detalle en otra entrega de En Corto.
Retomando el hilo central, lo invito estimado lector a dar un recorrido por las redes sociales de Velasco, para darse cuenta que para él la crisis migratoria que se vive en la frontera norte de nuestro país, no es importante, es irrelevante.
El exvocero de Marcelo Ebrard gusta de presumir sus reuniones con funcionarios en la Casa Blanca o su homólogo con el gobierno estadounidense o también de sus felicitaciones al primer ministro, Justin Trudeau, tras su victoria en las elecciones parlamentarias, pero nada absolutamente nada de lo que está ocurriendo en Coahuila, situación que detesta.
Por obvias razones, ha mostrado absoluta indolencia ante las denuncias y llamados de auxilio del gobernador Miguel Ángel Riquelme.
Y es precisamente por ese perfil de Marcelo Ebrard y por el comportamiento de sus funcionarios, “fifís”, en la Secretaría de Relaciones Exteriores, que el presidente Andrés Manuel López Obrador, no ha tomado su decisión sobre la sucesión presidencial del 2024 y lo más probable es que siga tomando distancia en este sentido del canciller, aunque por otro lado no crece la que parece serlo, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, que no sabe ni tiene idea de cómo resolver lo de la beca de su hija.
Vaya tema el de la sucesión para el presidente López Obrador, su caballada no engorda.
Lo bueno es que faltan aún dos años, dado que la destapada o destapado tendría que estar listo en el último año de su sexenio, es decir para 2023.
En Cortito: Nos cuentan que Piedras Negras, Coahuila, se convirtió en el primer municipio en el país en vacunar a mil menores de entre 12 y 17 años contra la pandemia desatada por el Covid-19. El asunto aquí es que esto se logró gracias a las negociaciones que hizo el presidente municipal de Piedras Negras, Claudio Bres Garza, con el condado de Maverick, Texas. Los menores fueron llevados al lado de Eagle Pass, en Estados Unidos, donde recibieron la dosis de Pfizer. Son los primeros menores en ser vacunados de forma masiva en México, pues el gobierno federal aún no contempla a este sector de la población en el plan nacional de vacunación.