La prolongada ausencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, a raíz de su confinamiento por el contagio del coronavirus, sumada al comportamiento de algunos integrantes de su gabinete, fue irresponsablemente aprovechada por sus opositores para generar la percepción de un peligroso vacío de poder, que fue creciendo como una bola de nieve, ante la falta de información que contrarrestara rumores fatales.
El presidente, conocedor profundo del arte de la política, pero también de la comunicación sabe perfectamente que, en ambos terrenos, como en todos los aspectos de la vida, los vacíos se llenan, y el vacío provocado por su ausencia y la falta de información confiable sobre su estado de salud fueron caldo de cultivo para los más diversos rumores en las redes sociales, todos funestos, desde un derrame y/o embolia cerebral hasta su fallecimiento.
Todo fue producto de un mal cálculo de comunicación del presidente; lo que fue un buen intento por generar expectación entre la comunidad nacional e internacional, y con ello allegarse una mayor empatía, se convirtió en un recurso de la comunicación mal conducido, terriblemente administrado, en suma, pésimamente gestionado, pues prontamente alcanzó los umbrales de una crisis, la peor de su administración, que ya atraviesa el primer tercio.
Las expresiones de una pronta recuperación de los mandatarios de naciones de varias latitudes y corrientes ideológicas, las de la comunidad nacional, incluidas las de los expresidentes y varios de sus opositores, así como las muestras de cariño y solidaridad de sus simpatizantes, lo engolosinaron a grado tal que estiró peligrosa e innecesariamente la liga al máximo.
En un hecho en el que se dejó vencer por las emociones, en el que su “animalidad política”, esa que le permite olfatear el momento oportuno para tomar la decisión, lanzarse al acecho o asestar el golpe, quedó completamente rebasada, el presidente tuvo que salir de las catacumbas de Palacio Nacional, desaliñado, a ojos vistas mal de salud, pero no al grado de la fatalidad, como se regodearon muchos en las redes sociales.
Huelga decir que afloró la mezquindad en las redes sociales, se enseñoreó el cobre, porque una cosa es que se discrepe ideológicamente o que se esté en total desacuerdo con la forma de gobernar del presidente, y otra muy distinta, que su enfermedad, -probablemente muy evitable si hubiera usado cubrebocas, mantenido sana distancia en todos los momentos o abstenido de realizar giras- hubiese causado alegría, deseos de un desenlace fatal y malos augurios para el país.
No fueron pocas las voces que ya festinaban irresponsablemente la devaluación del peso frente al dólar y la caída de la bolsa de valores, entre otros desastres, provocados por mentes malsanas, alentadas por ese mal cálculo en la comunicación del presidente.
El momento preciso, no percibido por el presidente, para salir a mostrar la cara y decir aquí estoy, en franca recuperación, sucedió cuando nadie, ni los de casa, ni los de afuera, creyó en las palabras del subsecretario de Salud, Hugo López Gatell de que el presidente estaba bien, lo que debería ser un foco rojo para el primer mandatario porque ello significa que la credibilidad del zar anticoronavirus está agotada.
Y más que agotada, porque nunca ha tenido credibilidad en el manejo de la pandemia, la del secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, quien irresponsablemente se agazapó, prefirió dejar sola a su suerte en las conferencias mañaneras a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, a sabiendas de que le lloverían una buena cantidad de preguntas relacionadas al tema de la Salud y de la salud del primer mandatario.
Máxime que por dicho del presidente Alcocer Varela estaba al frente del equipo médico encargado de atender su salud y que por lo tanto a él correspondía dar la cara, misma que ocultó como avestruz.
Pero no solo eso, no transmitió una sola información a la secretaria para que saliera al paso. De ser cierto que él atiende al presidente en esta contingencia, bastaba con una tarjeta diaria con datos clínicos sobre la evolución de la salud del presidente para que la secretaria atajara cualquier especulación en contrario.
Pero ni él, ni su coordinación de comunicación social, movieron un solo dedo; su incapacidad permanente los arrolló.
Fuentes del sector Salud confiaron a este columnista que Alcocer Varela prefirió desaparecer de la escena de las mañaneras cuando López Gatell hizo lo propio, y optó por el confinamiento voluntario hasta esperar los resultados de la prueba Covid-19 que le practicaron.
El pánico invadió a Jorge Alcocer, quien ante la falta de dominio y conocimientos del tema, prefirió dejar sola a Sánchez Cordero, quien involuntariamente o no, le prodigó de comentarios favorables e inmerecidos a quien decidió esconderse.
Pero no fueron los únicos en decidir extrañamente el “autoconfinamiento”, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón también hizo lo suyo, con los mismos argumentos de López Gatell, se auto enclaustraría hasta conocer los resultados de la prueba PCR, que le practicaron.
Nada importó a López Gatell, Alcocer Varela, ni a Marcelo Ebrard que la portavoz del presidente en las mañaneras fuera la secretaria de Gobernación y que varias de las interrogantes de la prensa fueran de su competencia: salud, salud del presidente, llegada y adquisición de vacunas, etcétera, para las cuales Olga Sánchez no tendría respuestas, sin los insumos necesarios.
Sin embargo, Marcelo Ebrard estuvo ausente en cuerpo, pero no en alma, rezaría la Biblia. Y es que, en plenas conferencias de prensa, no antes, no después, se le vio muy activo al canciller brindando información sobre las vacunas, a sabiendas de la gran probabilidad de que algo de ello le preguntaran a la portavoz y la agarraran en frío.
Solo en esos momentos de crisis, aparecieron en la conferencia mañanera la secretaria de Seguridad Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez y la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, arropando a la secretaria de Gobernación.
Finalmente, los dos mensajes encontrados de la secretaria y del vocero presidencial, Jesús Ramírez, quienes aseguraban que estaba fuerte y recuperándose lentamente, respectivamente, fueron elementos que contribuyeron a una mala comunicación en este melodrama mediático y de redes sociales.
Era fundamental que la secretaria, y en ese momento portavoz, contara con toda la información sobre los diversos temas relevantes de carácter nacional e internacional, pero, sobre todo, de la salud del presidente, habida cuenta de que ésta –y lo dijimos en una columna anterior- es un asunto de seguridad nacional.
De mucho aprendizaje para el presidente será el difícil trance por el que atraviesa; en primer lugar porque le servirá para tatuarse en su memoria que los vacíos en comunicación se llenan, y no precisamente por situaciones favorables, sino, desafortunadamente, por expresiones mezquinas que presagian desenlaces fatídicos, sin sopesar el daño que ello acarrearía para el país; también para medir la magnitud del daño que puede significar la falta de información de interés nacional; las actitudes a favor y en contra de sus adversarios.
Asimismo, lo importante y valioso de las manifestaciones en favor de su salud y recuperación de parte de los mandatarios de otras naciones, que no regatearon en sus buenos deseos. El presidente bien sabe que nobleza obliga.
Pero también, y no menos importante que todo lo anterior, para conocer las lealtades de sus colaboradores, y no la lealtad hacia su persona, que de suyo es importante, pues a él le deben el cargo y el encargo, sino la lealtad a su proyecto, independientemente de quien lo represente de manera temporal, como está siendo el caso.
Seguramente aflorará el animal político que lleva dentro, mismo que lo conducirá a tomar decisiones futuras, en torno a quién delegar tareas relacionadas con lo que él considera es la Cuarta Transformación del país.
En Cortito: Ante el aumento de abusos y fraudes de que son víctimas familiares de personas enfermas de Covid-19, es interesante echar un ojo a la iniciativa puesta en marcha por las autoridades municipales de Nezahualcóyotl. El alcalde Juan Hugo de la Rosa lanzó el programa “Aliento Neza”, que consiste en que los pacientes puedan acceder gratuitamente a un tanque o concentrador hasta por una semana. El paciente debe ser residente de Neza y llenar un formulario en
el sitio
www.neza.gob.mx/alientoneza.php. La propuesta es generosa y ayuda a la gente en medio de la crisis sanitaria que se vive en el Valle de México.