Lo que en principio se planteó como una comunicación circular, terminó en un circo mediático nacional, donde gente sin oficio, carrera y trayectoria en el periodismo toman relevancia en medio de los verdaderos comunicadores y periodistas que acuden diario a la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Corría el 3 de diciembre de 2018 cuando el titular del Ejecutivo Federal, inauguró formalmente en Palacio Nacional este tipo de comunicación, que, en principio, dijo, serviría para informar a los mexicanos de los hechos más trascendentales del país, pero que a la postre, es más bien un servicio de propaganda del gobierno de la Cuarta Transformación y sus aliados, y la mejor forma de iniciar el día, girando instrucciones a su Gabinete.
A este reportero le tocó cubrir las mañaneras cuando Andrés Manuel López Obrador era jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, en las cuáles sí acudían verdaderos comunicadores, que si bien, había aquellos que eran tersos en preguntar, había otros que llevaban temas serios, duros y de profundidad de los problemas que en ese momento enfrentaba la ciudad.
En aquél entonces, se permitía el acceso solo a periodistas y no a farsantes que se hacían pasar de reporteros, quienes en la actualidad, llámese Lord Molécula, reciben premios, reconocimientos y Doctorado Honoris Causa de organizaciones patito.
Había pues en esos años del 2000-2005, comunicadores como Alejandra Bordon y Manuel Durán, de Reforma; Ella Grajeda, de El Universal; Raymundo Sánchez Patlán, del periódico La Crónica; Irma Lozada, de Radio Centro; Ernesto Osorio, del extinto Radio Monitor; Sheila Amador de El Economista, entre otros, que contrario a los actuales tiempos, acudían a la conferencia diaria que era a las 6:00 de la mañana, ya que, al término de ella, el jefe de Gobierno encabezaba la reunión del gabinete de seguridad.
La comunicación era directa y con amplio debate en los cuestionamientos entre periodistas y López Obrador, siempre en el marco del respeto mutuo. Los temas de la agenda en su momento eran la construcción del segundo piso de Periférico; el proceso de desafuero; el linchamiento de dos policías federales en Tláhuac, además de su pleito casado con el entonces presidente de México, Vicente Fox Quesada.
La clave del éxito de esa comunicación circular fue que a la conferencia mañanera del entonces jefe de Gobierno, asistíamos verdaderos profesionales del periodismo.
Hoy en día en Palacio Nacional es falso lo que asegura el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que se trata de una comunicación directa para informar a los mexicanos de los hechos más importantes del país.
Hoy en día, en las mañaneras hay mucho farsante, que más que comunicadores, son verdaderos “sicarios de la información” que aprovechan ese espacio, no sólo para alabar al jefe del Ejecutivo federal sino también para imponer sus intereses propios, muchos de ellos, disfrazados de periodismo, que en realidad se trata de verdaderas extorsiones a los integrantes del gabinete presidencial.
Hoy en día en Palacio Nacional, los verdaderos comunicadores y periodistas, están en segundo plano o incluso en el lado oscuro del presidente López Obrador, cuando lo único que hacen es la chamba de cualquier reportero que pregunta sobre los acontecimientos más relevantes de nuestro país y no de falacias que tanto agradan a los integrantes de la Cuarta Transformación.
Quizá la conferencia mañanera, a cinco años de distancia, sería un buen ejercicio de comunicación, sin la presencia de estos farsantes que acuden todos los días a hacer el ridículo, mientras que el país se está cayendo a pedazos. En esto hay un responsable y no es precisamente el presidente Andrés Manuel López Obrador.