El feminicidio de Ariadna Fernanda López ha dejado más dudas que respuestas en la sociedad mexicana; sin embargo, este lamentable caso propició un enfrentamiento directo entre la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, y el fiscal general de justicia de Morelos, Uriel Carmona.
La llamada “corchotala” del presidente Andrés Manuel López Obrador se fue con todo contra el funcionario morelense, incluso, pidió a la fiscal de la capital del país, Ernestina Godoy, proceder contra él por el delito de encubrimiento ante la Fiscalía General de la República.
Sheinbaum Pardo debe tener claro que su acusación debe estar sumamente sustentada, ya que, de venirse abajo, no solo traerá consecuencias negativas a su administración, sino también golpeará de lleno sus aspiraciones presidenciales para 2024.
¿Por qué dirá usted estimado lector? La razón es muy sencilla, la jefa de Gobierno actuó, como en su momento lo hizo el entonces presidente Vicente Fox, quien con prepotencia y sin medir las condiciones políticas, ni contar con las bases suficientes, destituyó del cargo, en noviembre de 2004, a Marcelo Ebrard Casaubón como secretario de Seguridad Pública por el linchamiento de dos policías federales en Tláhuac.
Tal decisión golpeó de lleno la imagen política de Ebrard, tan es así que el entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, lo rescató y lo integró de inmediato como secretario de Desarrollo Social.
Tan no tuvo los argumentos Fox, que Ebrard después se convirtió en el sucesor en el cargo del político tabasqueño.
Ante la sucesión presidencial de 2024 y la presencia de varias “corcholatas” que aspiran a ser presidente de México, Claudia Sheinbaum Pardo debe asumir cada una de sus declaraciones con responsabilidad y tener la sartén por el mango.
Lo anterior debido a que si se caen sus acusaciones contra Uriel Carmona en la FGR, entonces quedará ante la sociedad mexicana como una servidora pública prepotente que toma decisiones y acusa a funcionarios a la ligera, sin pruebas ni sustento.
Desde Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador, como buen animal político, tiene una lectura clara de lo que puede pasar, en caso de que a su “corcholata femenina” la esté engañando la fiscal capitalina, Ernestina Godoy, a quien ven como la funcionaria que le calentó la cabeza para irse con todo contra Carmona.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México debió esperar a que avanzaran las investigaciones sobre el feminicidio de Ariadna Fernanda, y después de que se les dictara sentencia a los presuntos responsables, entonces sí irse con todo contra aquellos funcionarios públicos que trataron, como dice ella, de encubrir este delito.
Este choque de trenes, puso en medio a la familia de Ariadna Fernanda, que no sabe ni entiende de política y lo único que exigen es justicia.
Y es que el tema ya rebaso la frontera de lo jurídico para convertirse en político, y pongo especial énfasis en esto, porque en Morelos, el gobernador Cuauhtémoc Blanco, lejos de dar buenos resultados en materia de seguridad a los ciudadanos, los tiene sumidos en la violencia.
Con su actuación de bote pronto e irreflexiva, la jefa de Gobierno capitalina le lanzó un salvavidas al mandatario morelense, en alta mar, ante su falta de resultados en el combate al crimen organizado.
Quizá Claudia Sheinbaum Pardo no está informada que van 30 feminicidios en lo que va del año en la entidad morelense, de los cuales, la mayoría de ellos se han convertido en temas nacionales e internacionales.
No es lo mismo salir en defensa de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, que ocupa el segundo lugar como uno de los estados más seguros del país, que hacerle, sin querer, el trabajo sucio a Cuauhtémoc Blanco, que además de tener fama de tomarse la foto con narcotraficantes, también tiene teñido de sangre al estado de Morelos.
Regresando al feminicidio de Ariadna Fernanda, la Fiscalía morelense, entregará la necropsia de la joven a la Fiscalía capitalina, y lo hará frente a Notario Público, para evitar alguna manipulación de la misma.
Mientras que las investigaciones contra Uriel Carmona seguirán su curso, y de no acreditarse algún delito, dejarán mal parada a la “corcholata femenina” que tanto quiere el presidente Andrés Manuel López Obrador, que tendrá que rescatar de nueva cuenta con su oficio político.
En Cortito:
Nos cuentan que hay buenos resultados en el trabajo de inteligencia entre la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de México y
la Fiscalía General de Justicia mexiquense. Los titulares de las tres dependencias, Omar García Harfuch,
Rodrigo Martínez-Celis Wogau
y José Luis Cervantes Martínez, respectivamente, informaron sobre la detención y desmantelamiento de ocho bandas criminales. Destacan la captura de “La Patrona”, líder de una célula de la Unión Tepito, así como de “El H” o “El Hércules”, quien responde al nombre de Cristopher N, líder de una célula delictiva dedicada a la venta y distribución de drogas, extorsión en su modalidad de cobro de piso y préstamos gota a gota, con zona de operación en Azcapotzalco, Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Miguel Hidalgo en la Ciudad de México, así como en los municipios mexiquenses de Tlalnepantla y Naucalpan. Sin duda que la coordinación entre las diversas instancias de gobierno es la clave para atacar a la delincuencia en nuestro país.