Después de 94 años de hegemonía del PRI, por fin llegó la alternancia política al Estado de México de la mano de la morenista Delfina Gómez, quien además hará historia al convertirse en la primera mujer en gobernar la entidad.
Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, ganar la entidad mexiquense representaba el principal de sus objetivos en materia electoral en 2023, aunque también hubo elecciones en Coahuila, su mirada siempre estuvo puesta en el Estado de México.
La razón es muy sencilla, a poco más de un año de dejar las riendas del país, su anhelo, ahora cumplido, era derrocar y acabar con la leyenda del poderoso grupo Atlacomulco, que dio vida a gobernadores mexiquenses y llevó a Enrique Peña Nieto, uno de sus miembros distinguidos, a la Presidencia de la República.
Es por eso que, de manera sorpresiva, la noche del pasado lunes, salió de Palacio Nacional para caminar hacia el restaurante “El Mayor”, para celebrar dicho triunfo con sus “corcholatas” presidenciales, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, así como una veintena de gobernadores emanados de Morena.
El mensaje fue directo y aún siguió ayer, cuando el jefe del Ejecutivo salió a la defensa del todavía gobernador mexiquense, Alfredo del Mazo, en el sentido de que fue su popularidad y el arraigo de su imagen, junto con la de su candidata Delfina Gómez, quienes después de 94 años acabaron con el mito del grupo Atlacomulco.
López Obrador siempre tuvo claro lo que representa en materia política y económica el Estado de México, que este año tiene un presupuesto de 356 mil millones de pesos y poco más de 12 millones de electores, rumbo a la sucesión presidencial de 2024, es por eso, que todas sus baterías siempre estuvieron centradas ahí.
La elección del 4 de junio le dejó un gran sabor de boca, ya que, a pesar de perder Coahuila, él estuvo al pendiente, desde Palacio Nacional, de todo lo que ocurría en la entidad mexiquense.
Uno de los trabajos de Horacio Duarte, además de ser el coordinador de la campaña de Delfina Gómez, era también mantenerlo informado de primera mano de todos los detalles de la que fue considerada “madre de todas las batallas”.
López Obrador siempre supo que la candidatura de la ex secretaria de Educación Pública a la gubernatura podría dejar heridas abiertas y difíciles de sanar entre los morenistas mexiquenses de cepa, que siguen al pie de la letra las instrucciones de su jefe político Higinio Martínez.
Por tal motivo, fue que lo reclutó como otro general de guerra en esta batalla electoral, sobre todo porque el senador morenista no sólo cuenta con una plataforma electoral, sino también con una maquinaria política en el Estado de México, la cual funcionó para este triunfo.
El 4 de junio salieron a votar 6 millones 214 mil 217 mexiquenses, de este número el 52. 6 por ciento lo hicieron por la candidata de Morena, PT y Verde Ecologista, Delfina Gómez; mientras que el 44.3, por Alejandra del Moral de la alianza PRI, PAN, PRD y Nueva Alianza.
Después de la toma de protesta de la virtual gobernadora en septiembre, lo que veremos, es un presidente López Obrador que acompañará a Delfina Gómez en actos públicos y privados para expandir su imagen y proyectos de gobierno que les permitan apuntalar el proyecto de la Cuarta Transformación en la entidad mexiquense.
Aunque, la nueva gobernadora tendrá que conformar un robusto y calificado gabinete de gobierno, de mujeres y hombres que le den resultados en las materias más urgentes que necesita el Estado de México, como es el feminicidio, el avance del crimen organizado (llámese Familia Michoacana o Cártel Jalisco Nueva Generación) y sacar del abandono de infraestructura, servicios públicos y transporte a los municipios de la zona oriente de la entidad.
La entidad mexiquense asumirá un nuevo perfil político, ya que como ocurre actualmente con la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, será el semillero de los futuros aspirantes a la Presidencia de la República, pero no del priismo, sino ahora del todopoderoso partido de Andrés Manuel López Obrador.
En Cortito: Tras la derrota del priismo mexiquense en las urnas del 4 de junio surgieron diferentes análisis y perspectivas del motivo. Lo que es eminente y plausible fue el cómo Tlalnepantla uno de los municipios más importantes del Valle de México, no sólo le ganó a MORENA en 2021 durante la contienda local, sino también ahora volvió a demostrar que el PRI al menos en esta localidad si operó como parte de una alianza.
Hay que resaltar que el gran perdedor de este proceso electoral es el morenista Raciel Pérez Cruz, quien gobernó este vital municipio y que no lo pudo sostener en las pasadas elecciones y en esta dejó ver de nueva cuenta su inoperancia política electoral.
Si bien es cierto Tlalnepantla se volvió la joya de la corona y un bastión importante en el interludio de las campañas, ahora se vuelve un referente digno de observar y seguir de cerca pues su votación superó las expectativas ganando a Morena pesé a sus operadores por más de 30 mil votos, es decir, el Partido Revolucionario Institucional, aquí lejos de retroceder avanzó.
De ahí que ahora se convierte no sólo en el cerebro neurálgico, sino en el principal operador político en una nueva era del priismo, dejando como líder nato y homogéneo en la región a Marco Antonio Rodríguez Hurtado. En adelante se escribirá una historia que trazará la ruta para el 2024.
En Tlalnepantla, el presidente Andrés Manuel López Obrador y la virtual gobernadora, Delfina Gómez, tienen mucho trabajo que hacer para recuperar esta plaza tan importante en la entidad mexiquense.