En Palacio Nacional está todo listo para la batalla final que emprenderá el presidente Andrés Manuel López Obrador contra sus adversarios políticos en busca de la continuidad de la 4T.
El búnker de guerra (mediática y política) está liderado por el grupo encabezado por el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas, quien en principio sí iba a abandonar su cargo para integrarse a la Cámara de Diputados como legislador plurinominal de Morena.
El movimiento contaba con el aval presidencial, que veía en la llegada de su hombre incondicional a la Cámara Baja, como su voz y ojos de lo que ocurra en San Lázaro, ya que en el Senado de la República su voz será escuchada por medio de su “hermano”, el ex secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Sin embargo, como bien dicen, que en “política no hay nada escrito”, el presidente López Obrador pidió a Ramírez Cuevas abandonar su futuro político, para que lo acompañe en lo que llama su última batalla.
El escenario que plantean en Palacio Nacional es una reedición de ataques de alta intensidad, como ocurrió con el desafuero de 2004-2005, y siguió durante la campaña presidencial de 2006, como el lema “López Obrador, un peligro para México”, además de insistir en el presunto involucramiento del narcotráfico en las filas de su movimiento.
En su lectura, el hashtag: #NarcoPresidente llegó para quedarse y jugará un papel preponderante en las campañas presidenciales que empiezan de manera oficial este primero de marzo.
En sus estudios mediáticos tienen claro que el impacto negativo sobre este tema ha sido más bien por la forma en que el presidente López Obrador sale a defenderse pues lejos de terminar con las especulaciones, lo que hace es abrir nuevos flancos de ataques que son utilizados por sus adversarios.
Es decir, los reportajes que fueron publicados por ProPublica y The New York Times, quedaron prácticamente desmentidos y fuera de la discusión pública.
Incluso, el propio gobierno de Biden con voceros de La Casa Blanca y el propio embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, han dejado mal parados a ambos medios de comunicación. Lo que no pueden controlar es la reacción virulenta en que esta incurriendo el presidente López Obrador.
En el ala moderada de asesores de la casa presidencial, aseguran que el propio inquilino de Palacio Nacional está dispuesto a ir con todo contra sus adversarios políticos.
Primero, porque las diversas mediciones le aseguran que la candidata de la alianza “Sigamos Haciendo Historia”, Claudia Sheinbaum Pardo, tiene asegurado el triunfo en las urnas el próximo dos de junio.
Y segundo, que ahora más que nunca, López Obrador no tiene nada que perder, en el contexto que ya tiene claro que su jubilación es real y es por ello que se va con todo en lo que llama su “última batalla política”.
Es por ello que a unos días de que inicie el proceso electoral haya declarado, antes de iniciar su conferencia mañanera, que “lo mejor es lo peor que se va a poner”, ya que sus acusaciones contra periodistas o medios de comunicación y adversarios políticos, lejos de ser moderadas, serán más intransigentes y radicales que nunca.
En Cortito: Contrario a las versiones periodísticas de que existe una división entre las candidatas de Morena a la Presidencia, Claudia Sheinbaum Pardo y a la Ciudad de México, Clara Brugada, ambas están trabajando de manera cercana.
El llamado del presidente López Obrador es a la unidad, sobre todo porque la capital del país representa su principal bastión político, el cual será muy difícil entregar a la oposición.
Si bien es cierto que Clara Brugada pertenece al grupo de los duros de Morena, también es real que sus liderazgos siempre están alineados a las directrices que le marca su máximo líder y, en este momento, es trabajar en la unidad para conseguir carro completo en la elección del 2 de junio en la Ciudad de México.