Growler, así se llamaba el muñeco que dio origen a Winnie The Pooh, uno de los personajes infantiles más entrañables del siglo XX.
El oso de peluche pertenecía a Graham, hijo del dibujante E.H. Shepard, que fue contratado por el escritor AA Milne para dar forma a su creación literaria.
La fotografía, que pertenecía al archivo de la familia Shepard, se tomó en 1913, pero había permanecido oculta hasta estos días y fue el diario británico Daily Mail quien la difundió.
En ese momento, Graham tenía seis años. El encuentro y el pedido de Milne se darían diez años después. Cuando éste le contó lo que tenía en mente, Shepard se inspiró en Growler, el peluche de su hijo, para hacer los primeros bocetos de Winnie The Pooh.
Si bien los principales personajes de la historia surgieron de la cabeza de Milne, que se inspiró en su propio hijo y en su osito preferido, la imagen que se popularizó es obra de Shepard.
Lo mismo ocurrió con la caricatura de Christopher Robin. La personalidad está basada en el vástago de Milne -de hecho lleva su nombre-, pero la figura que se conoce parte de los rasgos de Graham.
Vía Infobae