El tsunami que no ocurrió

23 de Noviembre de 2024

El tsunami que no ocurrió

elecciones intermedias

Lo que prometía ser una victoria aplastante de los republicanos se quedó corta en ambas Cámaras, una de las cuales sigue en empate

Tal como lo manda la “tradición” de las elecciones intermedias estadounidenses, se esperaba un revés para el partido en la Casa Blanca, pero en esta ocasión, los resultados fueron otros. Con todo y la popularidad del presidente Joe Biden por debajo de los 40 puntos porcentuales y el vigor que cobraron sus opositores, los analistas y politólogos auguraban una oleada de resultados favorables para el Partido Republicano, pero con el control del Senado aún en empate, y una ligera ventaja republicana en el Congreso, el proceso electoral ha roto con lo establecido.

“No es una ola republicana, eso es seguro”, admitió esta tarde el propio senador republicano Lindsey Graham, de Carolina del Sur, ante la cadena NBC, misma que con los nuevos resultados, vaticinó que en el mejor de los escenarios, el partido opositor ganará 222 escaños en el Congreso, lo que les otorgaría únicamente una pequeña mayoría de cuatro bancas.

elecciones intermedias

En el Senado, los resultados de Nevada, Alaska, Arizona y Georgia (que se fue a una segunda ronda) serán los que definirán la mayoría, que, ya sea en manos de los demócratas o los republicanos, será definida por un pequeño margen, ya que al cierre de esta edición, cada partido posee 48 victorias.

Los jóvenes se hacen escuchar. Muchos son los factores que podrían explicar el freno a la oleada republicana que se esperaba, pero uno en el que coinciden varios especialistas es la participación de votantes de la generación Z. Se trata de jóvenes de 18 a 29 años con un marcado interés por causas que van desde la crisis ambiental hasta los derechos reproductivos, sin olvidar la inclusión de personas de la comunidad LGBT: temas con los que el Partido Demócrata ha trabajado en los últimos años.

Prueba de ello son algunos de los demócratas que ganaron gracias al voto joven, como Maxwell Frost, el más joven de todos los candidatos. Con 25 años, Frost no sólo es el primer gen-z en llegar a la Cámara de Representantes; también es el primer afrocubano en lograrlo, gracias en buena parte a su discurso contra las armas.

Entre los nombres de representantes progresistas también se encuentra el de James Roesener, quien será el primer hombre trans que representará al distrito 22 (New Hampshire) en la Cámara Baja, mientras que en Massachusetts, la demócrata Maura Healey se convirtió en la primera gobernadora abiertamente lesbiana en Estados Unidos.

Maryland eligió al primer gobernador negro, el demócrata Wes Moore, mientras Markwayne Mullin será el primer senador de un pueblo originario por Oklahoma en casi 100 años.

Pero la diversidad no se limita a los demócratas. La republicana Katie Britt será la primera mujer senadora por el estado de Alabama, mientras que Sarah Huckabee Sanders, exportavoz de Trump, será la próxima gobernadora de Arkansas, convirtiéndose en la primera mujer que ocupa este puesto.

Asimismo, los votantes de los estados de California, Vermont y Michigan respaldaron con firmeza las enmiendas constitucionales estatales propuestas para garantizar el derecho al aborto, y en el bastión republicano de Kentucky, donde se prohibió el aborto tras el fallo de la Corte Suprema, los votantes rechazaron una enmienda a la carta estatal que habría hecho imposible impugnar la prohibición en el estado.

Por su parte, en Montana, el quinto estado que planteó una consulta sobre el aborto en los comicios de medio mandato celebrados el martes, un conteo preliminar indicó que los votantes allí también se opusieron a la aprobación de una legislación hostil al procedimiento.

Los resultados, que colocan estas elecciones intermedias como una de las más atípicas, generaron una declaración satisfactoria por parte del presidente Joe Biden. “Creo que fue un buen día para la democracia. Y creo que fue un buen día para Estados Unidos. La prensa y los expertos predecían una ola roja gigantesca, pero no se produjo”, fueron sus palabras.

Lejos de arrasar. Cuestiones como los derechos reproductivos y la crisis climática empujaron el voto de la generación z, lo que frenó la ola republicana.