Hace 70 años, en la década de 1950, una tercera parte de la población mundial se encontraba bajo el “dominio” de una monarquía. Para la década de 1980, la cifra bajó a un 9.3 por ciento; actualmente, dicho indicador es del 7.6%. Tal situación obedece a distintos factores, los cuales fueron abordados y analizados por el periodista Josh Zumbrun, reportero de The Washington Post, quien aseveró que cuestionó el verdadero alcance del poder que ostentan hoy los reyes y reinas del planeta.
El artículo, titulado “Monarchies Are In Decline the World Over” (Las monarquías están en declive en todo el mundo), se basa en una publicación hecha en conjunto por John Gerring, profesor de Gobierno de la Universidad de Texas, y algunos colaboradores. Dicho texto, además de mostrar cómo ha menguado el control de la monarquía, también aborda las razones que han propiciado tal declive.
Josh Zumbrun hace referencia a un “declive implacable” del poder monárquico. Advirtió que el “auge de las comunicaciones masivas” fue uno de los principales detonadores de la caída de los imperios. El paso de los años ha presenciado la extinción de cada vez más colonias, además, cada vez son menos los países que reconocen a un rey o reina.
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En este sentido, se puso como ejemplo a Reino Unido y la Commonwealth, de la cual India tomó distancia en 1950. A 70 años de distancia, la nación asiática quitó a los británicos del quinto sitio en el top de economías globales, de acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Este factor económico también se abordó en ambos artículos. Y es que los imperios concentraban el 25% del PIB mundial en 1973, pero actualmente solo representan un 15.8%. Es decir, el poder y población bajo su control se han reducido de forma importante en las últimas décadas. Japón y Reino Unido cuentan con alto poder adquisitivo, sin embargo, su crecimiento se ha estancado, destaca el diario estadounidense.
Por otro lado, el “reconocimiento” de la población también ha menguado. Una de las razones es que tanto los ciudadanos como los monarcas han envejecido. La reina Isabel II murió a los 96 años y su sucesor tiene arriba de 70, por ejemplo. Nuevas generaciones dejan de tener la alta identificación con sus jerarcas que existía hace, por ejemplo, 20 años.
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La relevancia de los parlamentos y otras instituciones democráticas también han inclinado la balanza. Un botón de muestra es el poder compartido, las llamadas monarquías democráticas, las cuales han relegado a los monarcas y su influencia en las decisiones.
En este sentido, se subrayó la poca influencia que, por ejemplo, tiene el jerarca británico en los países que conforman el Reino Unido y la Commonwealth. Se ha convertido en solo un representante de la corona que tiene funciones ceremoniales, incluso, en los países de dicha comunidad su reconocimiento es prácticamente simbólico, como lo demuestra la impresión de su rostro en los billetes.
“Hoy, sin embargo, muchos son solo estrellas de la realidad, sus discordias familiares disecadas sin fin, sin ningún papel político”, externó John Gerring en “¿Why the monarchy?, The Rise and Demise of a Regime Type” (Por qué la monarquía, la caída y desaparición de un tipo de régimen), artículo publicado hace dos años.
En dicha publicación se representa gráficamente cómo los años han disminuido la presencia de las monarquías y las colonias bajo su control, para dar paso a países en donde la democracia eleva su papel protagónico. No obstante, se citó casos como el de Rusia y China, naciones con etiqueta de democráticas pero que, en realidad, son gobernados por “un solo hombre”, lo cual es más parecido a una monarquía.
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La muerte de una reina en la prensa internacional