Si algo corroboramos en este 2020 es que la existencia humana puede cambiar repentinamente, de un momento a otro. Reconocer y asumir esa fragilidad es un viaje que pasa por la negación y termina (en el mejor de los casos) en la resignación.
Sound of Metal —ópera prima del cineasta estadounidense Darius Marder, disponible en Amazon Prime— habla de ese proceso de aceptación y de cómo en una situación de cambio drástico los seres humanos somos proclives al autoengaño.
Ruben (extraordinario Riz Ahmed) es un joven baterista en un grupo de metal emergente. Su novia, Lou (Olivia Cooke), es la vocalista del grupo. Ambos viven en una casa rodante. Un día, de repente y sin previo aviso, Ruben pierde la audición.
Gracias a su extraordinaria mezcla y edición de sonido, la película nos sitúa en los oídos de Ruben: escuchamos ruidos lejanos ininteligibles, como si viviéramos en una pecera.
Desesperado, el músico comienza a planear: hay un procedimiento para recuperar la audición, es caro, pero podría seguir tocando, juntar dinero, operarse, algo, lo que sea, porque dejar de escuchar es dejar de hacer aquello que lo define, aquello que lo mantiene sobrio.
Y es que Ruben es un adicto a la heroína, lleva cuatro años limpio, que es el mismo lapso de andar con Lou. Es ella la que lo lleva a una comunidad de sordos que se recuperan de sus adicciones. Tendrá que quedarse ahí, sin Lou, sin celular, sin internet para no recaer y aprender a llevar su nueva realidad.
Cierto, ya antes hemos visto historias similares, pero a diferencia de cintas como The Wrestler (Aronofsky, 2008), aquí no hay melodrama ni sobreactuación, esto no es el viaje de un hombre que trata de recuperar la audición para seguir rockeando: esta es la historia de un hombre que se niega a aceptar su realidad.
“No hay nada que arreglar aquí” le dice Joe (el jefe de la comunidad de sordos) a un escéptico Ruben. Para Joe (Paul Raci, robándose las escenas donde aparece) su condición no es un problema a corregir sino una nueva identidad a asumir.
Riz Ahmed aborda el personaje con impresionante contención: obligado a actuar en silencio, transmite emociones con la mirada, la sonrisa nerviosa, las manos que se lleva a la cabeza, el arrebato que nunca transita al melodrama.
Aunque esta es una cinta donde el sonido importa más que la imagen, Sound of Metal pide a gritos verse en una sala de cine. Es una película que trata muchos temas (la sordera, la negación, el autoengaño) y todos ellos los aborda con soltura y sin drama.
Esta es una película que, sin buscarlo, habla también de estos tiempos y del difícil trabajo que es asumir una nueva normalidad.
