Relic: el horror es el tiempo

14 de Abril de 2025

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

Relic: el horror es el tiempo

alejandro aleman

En uno de los momentos más impactantes de Amour (Haneke, 2012), George (Jean-Louis Trintignant) carga en brazos a Anne (Emmanuelle Riva), su esposa de muchos años, quien por una enfermedad degenerativa ya no puede sostenerse por sí misma ni para ir al baño. La escena es cruel porque para entonces hemos visto el lento deterioro de Anne, quien pasa de ser una famosa pianista a quedar reducida ahora a un ser que no puede ni bañarse solo.

No importa el refinamiento, no importa la cultura, no importa nada de lo que hayas hecho en tu vida, al final todos pasaremos por un proceso degenerativo que en el peor de los casos arrebata la dignidad: usando pañales, dependiendo de otros para bañarnos, reducidos a un costal de recuerdos dentro de un cuerpo que se rehúsa a responder.

No fueron pocos los críticos de cine que en su momento señalaron a Amour como una película de terror, y tal vez no les faltaba razón. No obstante, a su director, Michael Haneke le parecía exagerada esa clasificación: “la película podrá ser aterradora, pero es que hay verdades que aterran”.

En ese sentido, Relic (Australia, USA, China, 2020) —ópera prima de la directora australiana-japonesa Natalie Erika James— es una cinta de terror tanto como lo es Amour. Aunque James cubre su relato con los tropos propios del cine de espantos, lo cierto es que ambas cintas hablan de lo mismo: el doloroso proceso de perder un ser querido ante el inclemente paso del tiempo.

En Relic, Kay (Emily Mortimer) y su hija Sam (Bella Heathcote) van a casa de su abuela (Robyn Nevin) quien según reportes de los vecinos ha desaparecido. El viejo caserón se encuentra desordenado, con misteriosos post-its pegados en las paredes y manchas de algo que parece humedad.

Luego de un tiempo, la abuela reaparece en casa como si nada hubiese pasado, y sin recuerdo alguno sobre su ausencia. Pero es claro que algo no anda bien: la abuela habla sola, grita, y por momentos desconoce a su hija y su nieta.

A pesar de la ambientación, las atmósferas, los ruidos ominosos y uno que otro jump scare, el horror proviene de un lugar inusual para el género: la vejez. Porque siempre será aterrador ver a un ser querido que pierde la razón y el control del cuerpo, o ser testigos de cómo un día simplemente te desconoce.

Eficaz en su perturbador juego, Relic es una obra mayor en su género, que si bien sabe mantener la tensión propia del cine de horror, al final es una experiencia que busca la conmovedora reconciliación entre aquellos que viven el largo adiós de un ser querido y quienes poco a poco pierden la batalla contra el tiempo. Un proceso doloroso pero, como bien dice Haneke, inevitable.

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