Al inicio de Full Metal Jacket (Kubrick, 1987) vemos a un grupo de jóvenes reclutas que serán enviados a la guerra de Vietnam, no sin antes pasar por la peluquería para ser rapados colectivamente. La cámara muestra sus rostros de miedo mientras la máquina rasuradora pasa sin piedad sobre sus cabezas.
El acto de cortar el pelo no es aquí una cuestión estética o de sanidad, se trata de cortar la personalidad de todos y cada uno de los reclutas. En una guerra no se necesitan personas, se necesitan soldados obedientes y uniformes.
Una escena similar sucede en Noche de Fuego (México, EUA, Brasil, 2021), el tercer largometraje (primero de ficción) de la cineasta salvadoreña-mexicana Tatiana Huezo. La pequeña Ana (Ana Ordoñez) junto con sus amigas —niñas que rondarán los 10 años— son llevadas al peluquero para dejarlas con el pelo cortito, como de niño. Con lágrimas, ellas le preguntan a sus mamás por qué les hacen eso y ellas responden que es para evitar los piojos.
Para entonces nosotros, el público, sabemos que eso es una mentira. Se trata de una medida precautoria porque el narco, que tiene el control del pueblo (alguna comunidad en la sierra de Jalisco), suele secuestrar a las niñas cuando estas empiezan a crecer.
Aquí, como en el Vietnam de Kubrick, el reto será no perder la personalidad, no dejar que el infierno de afuera te mate por dentro, te robe la niñez, la adolescencia, la vida. Noche de Fuego es la crónica de esa lucha por no perder la personalidad. Ana y sus dos mejores amigas juegan, corren, se maquillan a escondidas de sus madres y van a la escuela, todo esto en un pueblo que, tras la cámara de Dariela Ludlow, parece un paraíso verde lleno de vida.
Las niñas se vuelven la conciencia incómoda de esta comunidad, cómplice y víctima a la vez, ya que casi todo el pueblo trabaja para el narco cultivando amapola. “Eso te da protección” dicen los adultos, pero estas niñas comienzan a entender “todo lo que está de cabeza en este pueblo”.
Mediante una simple elipsis, damos un salto en el tiempo, Ana (Mayra Membrillo) es ya una adolescente. Sigue en la escuela, sigue saliendo con sus mejores amigas, va a bailes, pero la presencia cada vez más ominosa del ejército y el narco sigue presente.
Noche de Fuego es una película sobre la guerra contra el narco narrada desde un punto de vista poco usual: el de los niños y adolescentes que intuyen que —como sus padres— están condenados a ser una víctima más de la violencia del narco y de la inutilidad de las autoridades.
Un relato desgarrador que se torna aún más trágico por el encanto de sus protagonistas. Queremos que Ana y sus amigas logren huir de ese infierno. Su futuro es nuestro futuro.