Apasionado como pocos en la industria, Tom Cruise regresa una vez más para dar la batalla contra el streaming y a favor de ver el cine como debe ser: en una sala oscura, frente a una pantalla enorme donde se proyectan imágenes extraordinarias.
Misión Imposible: Sentencia Mortal (Parte 1) es justo así: extraordinaria. Cruise, junto con su ya tres veces cómplice en esto de partirle la cara a los algoritmos, el director Christopher McQuarrie, han diseñado una cinta de acción que si bien no elude los clichés del género, si los utiliza para subir la apuesta de manera sostenida por poco más de dos horas y media que nunca pesan ni mucho menos aburren.
McQuarrie no da respiro al público ni tampoco a Cruise quien, poseído desde hace décadas por el espíritu de Buster Keaton, hará todo lo que sea necesario para tener al público entretenido, expectante, incrédulo ante la increíble explosión de adrenalina, producto de una trama simple, pero con una ejecución irreprochable y un ritmo que pone al espectador a mil latidos por segundo e, incluso, en las escenas de puro diálogo entre los personajes.
Es agotador, divertido, y absolutamente impresionante. Una experiencia estética como cada vez sucede menos en el cine: ¿cuándo fue la última vez que una cinta de superhéroes nos emocionó con cine y no con cameos?, ¿con acción bien filmada y no con escenas extras?, ¿con cine y no con simple CGI? Cruise nos recuerda la verdadera razón por la cual uno va al cine.
El actor no cede en su lucha por mantener a las grandes salas como los únicos templos donde se deben ver las grandes películas. Ya en Top Gun: Maverick (Kosinski, 2022), se plantaba de frente contra el streaming, se burlaba de su edad (61 años) y se erigía en un campeón de la era análoga frente al engañoso mundo digital.
Esta vez (como dice el cliché) es personal, tanto así que en esta entrega el villano es literalmente una inteligencia artificial (IA) que se ha rebelado y amenaza con acabar con el mundo entero. Es el enemigo perfecto para Tom Cruise/Ethan Hunt, quien con sus entrañables compañeros: Ilsa (Rebecca Ferguson) Luther (Ving Rhames) y el gran Benji (Simon Pegg) tratarán de detener a este HAL 9000 de nueva generación. La posverdad digital como el enemigo último a vencer.
No sólo son evidentes trazas del cine de Hitchcock, sino también de The Matrix, de The Italian Job y hasta de Titanic. Incluso el estilo en las tomas a cargo del cinefotógrafo Fraser Taggart, evoca los close-ups de De Palma en la primera entrega.
Para cuando la multicitada escena del salto al vacío llega (aquella filmada sin trucos y sin dobles), el silencio inunda la sala, el tiempo parece detenerse, el asombro es total. Cuando Ethan Hunt aterriza, la sala entera grita emocionada. Tom Cruise estaría feliz. Misión cumplida.