En 1989, Pedro Almodóvar declaró a Paris Match que no haría cine sobre la Guerra Civil porque no quería “permitir al recuerdo del franquismo existir a través de (mis) películas”.
Esa era la pequeña revancha del realizador español hacia la dictadura: no reconocer su existencia, hacer como si nunca hubiera pasado. Pero esta mordaza autoimpuesta se rompe definitivamente con Madres Paralelas (España, 2021), su más reciente cinta en la que abiertamente habla sobre los desaparecidos en la Guerra Civil española.
Y si bien es cierto que en otras de sus cintas hay guiños a las atrocidades de la guerra —Tacones Lejanos, Carne Trémula y La Mala Educación— es hasta ahora que la llamada memoria histórica deja de ser mera referencia para convertirse en parte central de la trama. El punto de partida es Janis (Penélope Cruz), una fotógrafa profesional cuyo bisabuelo fue asesinado por el gobierno de Franco y arrojado, junto con muchos otros, en alguna fosa común. Janis acude con Arturo (Israel Elejalde), un experto forense, para que le ayude a encontrar a su abuelo, exhumarlo y así “poner fin a la guerra”.
La trama rápidamente se desvía por un hecho inesperado: Janis se embaraza y aunque no estaba planeado, decide tenerlo, aunque el padre no responda. ¿Qué importa? Será madre soltera como lo fue su abuela, su bisabuela e incluso su propia madre.
En el hospital conoce a Ana (Milena Smit), una jovencita que al igual que ella, ha quedado embarazada sin buscarlo. Ambas comparten cuarto de hospital y dan a luz el mismo día. Eventualmente Janis conocerá a la madre de Ana, Teresa (Aitana Sánchez-Gijón en cameo extendido), quien en alguna escena clave le confiesa a Janis que ella no quería tener a Ana.
En medio de estas tres formas de maternidad —la asumida, la accidental y la abandonada— tendremos un melodrama con giros de tuerca predecibles que sólo sirven para dos cosas: como vehículo de lucimiento de una Penélope Cruz absolutamente brillante en una actuación llena de sutilezas donde su mirada transmite dolor y drama, aunque —por ejemplo— sólo esté viendo una pantalla de computadora.
La segunda: para reforzar aún más la necesidad de no olvidar el pasado. En una escena, Janis le reclama a Ana por no saber (ni estar interesada) por lo ocurrido en la época franquista: “¿En qué país crees que vives?”.
Aunque la escena es chocante y regañona, ilustra la ironía del relato, donde Janis no puede seguir ocultando cierta verdad demoledora sobre su hija, porque hacerlo sería incongruente con su propio deseo de saber la verdad sobre su familia.
El encuadre final es demoledor. Almodóvar parece advertir lo peligroso que es ignorar el pasado: corremos el riesgo de ser los próximos en acabar dentro de una fosa común.
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