Licorice Pizza: el grandes éxitos de Paul Thomas Anderson

12 de Enero de 2025

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

Licorice Pizza: el grandes éxitos de Paul Thomas Anderson

A Paul Tomas Anderson le toman tan sólo los primeros cinco minutos de Licorice Pizza (Estados Unidos, 2021) para atrapar nuestra atención.

Esa habilidad no es nueva en el cineasta californiano: en Boogie Nights (1997) se apodera de la audiencia con un extraordinario plano secuencia, en Magnolia (1999) lo logra mediante un enigmático montaje, y aquí, en su más reciente cinta, nos enamoramos de sus personajes con una conversación cuya duración es de cinco minutos.

Licorice Pizza posee la cualidad de ser una película inmune a los spoilers. No importan los detalles de la trama, por que lo que importa es ver cómo sucede, cómo lo narra el director, cómo lo actúan y, principalmente, cómo le afecta a la audiencia. Eso a lo que le llaman cinema.

La trama es simple. Estamos en la década de los 70, Gary (Cooper Hoffman) es un quinceañero en fila para tomarse la foto escolar, ahí conoce a Alana (Alana Haim), mujer de 25 años, asistente del fotógrafo. Gary se enamora de inmediato y, haciendo gala de una tremenda autoestima, va tras su conquista.

Alana no cede, principalmente por la diferencia de edad, pero pronto reconoce en Gary el ímpetu y la caballerosidad propia de un Dean Martin con el humor de un Don Rickles, lo cual sin duda le intriga. Así, lo que veremos es una zigzagueante historia de amor entre dos personas que nunca encuentran sincronía en sus sentimientos. No son novios, son algo tal vez mejor: son cómplices.

Si Licorice Pizza fuera un álbum, sería el “Grandes Éxitos” de Paul Thomas Anderson, una cinta engañosamente elemental, con tics que nos recuerdan a muchos otros filmes del mismo autor, pero que en el fondo encierra el genio de un cineasta en absoluto control sobre su arte.

Ese control incluye a sus protagonistas. Es imposible no reconocer en Cooper Hoffman (quien debuta como actor en esta cinta) instantes que nos recuerdan a su padre, el ya fallecido Phillip Seymour Hoffman, actor fetiche y amigo de Anderson. Con total fluidez, Hoffman hijo entrega a un personaje imbatible y hambriento por ser un adulto. Pero quien se lleva la película es Alana Haim, poseedora de un rango impresionante en una actuación absolutamente cautivadora. Un robo que no esté nominada al Óscar.

Licorice Pizza es el Once Upon A Time in Hollywood (Tarantino, 2019) de Anderson: una cinta enamorada de Los Ángeles, de sus calles, de sus personajes y de su glamour pedestre. Es la cinta más feliz y optimista de Paul Thomas Anderson, una que mediante su aparente sencillez revela una alegría intoxicante y una maestría absoluta en los encuadres, la música (¡ese soundtrack!), el ritmo y las actuaciones.

Uno quisiera que la película no acabara nunca.

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