Perderse en fiestas que derivan en auténticas bacanales, vestir a las estrellas más hot del momento, vivir rabiosamente su sexualidad y transformar el mundo de la moda. Lo que en otro personaje sería un cliché, en el caso de Halston fue, ni más ni menos, que su extraordinaria vida. “Life is like a picture” solía decir el legendario diseñador y su historia por supuesto que da para una película.
La leyenda inicia en 1938, en Evansville, Indiana. El pequeño Roy Halston Frowick, consuela a su madre, golpeada por su iracundo padre, regalándole un sombrero que acaba de hacer con paja y flores. Es, en los hechos, el mismo sombrero que en 1961 portará, orgullosa, Jackie Kennedy. Así, el nombre de Halston surge como una nueva estrella en el diseño.
El furor por sus sombreros acaba pronto, y entonces el hombre se reinventa, sería la primera de muchas transformaciones en su negocio. Intenta emular la haute couture europea y fracasa. Es entonces cuando realmente conocemos a Halston, el diseñador orgullosamente norteamericano, de trazos simples y vestidos ligeros.
Las modelos que trabajaban con él cuentan que un pedazo de tela, en sus manos, era como la piedra para un escultor. El hombre cortaba, doblaba, ponía el trozo de tela en la modelo y voilá, un vestido. Un Halston.
Liza Minelli y muchas de las mujeres que vistió (Elizabeth Taylor, Lauren Bacall, Bianca Jagger) coinciden en que su ropa inyectaba elegancia, libertad y empoderamiento. Era como ir desnuda y a la vez sentirse completamente protegida.
En Halston, la nueva miniserie producida por el rey midas de la tv, Ryan Murphy (Glee, American Horror), se narra la extraordinaria historia de Halston en apenas cinco episodios que resultan insuficientes para el tamaño del personaje que aborda. Ewan McGregor es el encargado de interpretar al diseñador y lo hace con elegancia, ligereza y evitando hasta donde es posible el cliché del modisto homosexual.
La serie se aleja de ser una simple entrada de wikipedia enfocándose en los grandes episodios del mito Halston: sus inicios, el despegue de su carrera, la creación de su polémico perfume, y claro, la fiesta en el Estudio 54, símbolo de decadencia y éxtasis en la carrera de un hombre cuya vida es epítome del self made man norteamericano.
Con un diseño de producción bien logrado y una fotografía tan colorida como los vestidos de la marca, Halston adolece de la profundidad que el personaje merecía, pero cumple sin duda en exponer los motivos, el encumbramiento y la caída de uno de las figuras enigmáticas de la moda, de Nueva York, y de la fiesta, esa que nunca quiere acabar.
Halston se puede ver en Netflix.