Finch: Hanks vuelve a naufragar

16 de Noviembre de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

Finch: Hanks vuelve a naufragar

alejandro aleman

La última vez que vimos naufragar a Tom Hanks, este se encontraba en una isla y como único amigo tenía un balón de voleibol. Hoy, gracias al avance de la tecnología, Wilson (el balón) es ahora reemplazado por un avanzado robot que habla.

Se trata de Finch (USA, 2021), cinta postapocalíptica (de estreno exclusivo en Apple TV) donde Tom Hanks es de nueva cuenta un náufrago, pero del planeta entero: es el último sobreviviente de un cataclismo solar que dejó prácticamente inhabitable el planeta.

Teniendo en cuenta el triste escenario, lo cierto es que Finch (Hanks) no la pasa del todo mal, tiene agua, luz, reproductor de acetatos y un par de compañeros: un perro y un robot que parece perro. Todos viven en una especie de laboratorio con biblioteca, herramientas y una Siri que le indica cuando los rayos UV están muy altos y no puede salir al exterior, a menos claro que use un traje especial que él mismo inventó.

Finch está construyendo un nuevo robot con apariencia humanoide. A pesar de tener una gran base de conocimientos y de regirse por las leyes de Asimov, el nuevo robot (que eventualmente se llamará Jeff) aún tiene que aprender a caminar, conducir un auto y conceptos básicos como la confianza, la iniciativa y el sentido común.

En algún momento, Siri le avisa a Finch sobre una gran tormenta que se aproxima. La única opción es huir a San Francisco por lo que, a bordo de una vieja casa rodante, se lanzan a recorrer este árido planeta donde lo único que se encuentra intacto son las carreteras.

Escrita por los debutantes Craig Luck e Ivor Powell (este último productor de las tres primeras cintas de Ridley Scott), estamos ante una película absolutamente inofensiva. La ciencia ficción aquí es lo de menos, lo que importa a los guionistas y al director, el también debutante (aunque con amplia experiencia en televisión) Miguel Sapochnik, es aplicar el chantaje sentimental a como dé lugar.

Verdad sea dicha, esto último lo hacen muy bien, ya sea por la increíble actuación del perro Seamus (debut de este otrora perro de rescate), la calidez paternal del siempre afable Tom Hanks, o el extraordinario trabajo de Caleb Landry tras la botarga digital del robot Jeff, quien entrega una actuación conmovedora, llena de tics y movimientos que hacen de este robot un híbrido entre C3PO, Wall-E y un niño curioso de diez años.

Irremediablemente la cinta se transforma en una película Hallmark, con altas dosis de cursilería y un mensaje sobre la paternidad, la convivencia humana y una pizca sobre las consecuencias del calentamiento global.

En otras circunstancias me sentiría engañado, pero la película no tarda mucho en revelar su verdadero rostro: un crowd-pleaser dulzón, bien actuado y que podría incluso arrebatar una que otra lágrima. Un inocuo palomazo de fin de semana.