El Gran Cuento de los Osos: fábula sobre el poder

1 de Diciembre de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

El Gran Cuento de los Osos: fábula sobre el poder

alejandro aleman

En algún momento de El Gran Cuento de los Osos (Francia, Italia, 2019), el recién erigido rey Leoncio (antes líder de la manada de osos silvestres que ahora gobiernan la ciudad de Sicilia) toma represalias cuando le informan sobre un valioso objeto que fue robado.

De inmediato el rey se dirige al pueblo, aunque no a todos, sólo a los humanos: “¿Acaso los osos no les hemos enseñado nuestra principal virtud, que es la honestidad?”. Cuando alguien le hace ver lo injusto de su proceder (al no dirigirse a osos y humanos por igual) el Rey Leoncio responde: “los osos jamás robarían”.

Este cuento, escrito en 1945 por el novelista italiano Dino Buzzatti, es llevado al cine por el ilustrador Lorenzo Mattotti, famoso por sus ilustraciones para The New Yorker, Vanity Fair, Le Monde, e incluso para el festival de Cannes.

La ópera prima de Mattotti inicia con un par de cuentacuentos que van rumbo a Sicilia y se refugian en una cueva sin saber que en ella habita un gran y amenazante oso. Para entretenerlo (y evitar convertirse en la cena) le cuentan la historia de Leoncio (voz de Dafnis Fernández), un oso cuyo hijo, Tonio (David Ramos), se extravió cuando la corriente de un río se lo llevó sin dejar rastro.

Deprimido, Leoncio decide que la manada avance a la ciudad de Sicilia para seguir la búsqueda. Y aunque los osos avanzan con optimismo, lo que reciben a su llegada son las balas provenientes del ejército del tirano Gran Duque (José Luis Miranda), quien está determinado a exterminar a todos los invasores.

Con colores vivos y una elegante animación en 2D, la historia fluye gracias a su gran narrativa y al soberbio diseño visual de trazos simples y estrictas reglas: los osos tienen más volumen y textura mientras que los humanos son viñetas simples y planas.

La cinta se compone de dos partes. La primera es un homenaje a la narrativa clásica de los cuentacuentos infantiles en una historia llena de giros y emoción que nunca pierde al espectador. Posee grandes momentos visuales, sobre todo en las batallas, donde el director disfraza la violencia con inteligentes cortes de cámara y juegos de simetría así como referencias a la animación oriental.

Pero justo cuando crees que la historia se ha terminado, el relato se convierte en una fábula sobre cómo el poder corrompe a todos, incluso a los más optimistas, los más ingenuos, o incluso aquellos que derrocaron tiranos.

Esta segunda parte es la que más disfrutarán los adultos, ya que sin duda les recordará a cierto personaje que se ufana de ser impoluto y que, como Leoncio, grita a los cuatro vientos: “no somos iguales”, cuando en el fondo, claro que lo son.

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