Cruella: el videoclip

18 de Noviembre de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

Cruella: el videoclip

alejandro aleman

Cruella (USA, 2021), el séptimo largometraje del cineasta de origen australiano Craig Guillespie (Lars and the Real Girl, I Tonya) no responde la pregunta que todo el público se hace: ¿en qué momento esta mujer se convirtió en el inhumano personaje que conocimos en La Noche de las Narices Frías, que quería matar a 99 perritos para hacerse un abrigo?

Y es que, aunque esta película intente conectar torpemente con su original de 1964 (One Hundred and One Dalmatians), Disney decidió no complicarse y prefirió irse por la opción moralmente más segura: la Cruella de esta historia no sólo es una mujer que ama a los perritos (uno de ellos es su amigo desde la infancia), sino que además es luchona, talentosa y lo único que busca es una oportunidad en esta vida.

Nacida bajo el nombre de Estella, desde pequeña era constantemente acosada por sus compañeros de escuela que se burlaban de su pelo bicolor (resulta que no es una elección estética, sino una marca de nacimiento). Luego de la muerte de su madre, Estella deambula por las calles y así conoce a Jasper (Joel Fry) y Horace (Paul Walter Hauser), los que en la cinta original eran torpes achichincles de la villana y que aquí adquieren una dimensión más humana y divertida. De hecho, la película funciona mucho mejor como la historia de origen de estos dos que de Cruella.

Ya como adulta, Estella recuerda que sabe hacer vestidos. Es cuando entra en escena la Baronesa (Emma Thompson), ruda y despreciable dueña de la firma de moda más importante de Londres. Estella consigue trabajar con la Baronesa y todo iba bien hasta que descubre algo en el pasado de su ahora jefa que desata su sed de venganza, convirtiendo a la dulce Estella en Cruella, una super diseñadora bien punk que busca desbancar a la Baronesa.

Con un guión que remite irremediablemente a The Devil Wears Prada (Frankel, 2006) y The Brothers Bloom (Johnson, 2008), el exceso es la regla: un diseño de arte lucidor, muchos vestidos de diseñador, maquillaje de marca y en términos de cinematografía, la nulidad misma. Y es que el director decide que la mejor forma de narrar esta historia es cual si fuera una serie de videoclips pegados con música del catálogo de Universal Stereo: los Doors, los Stones, The Clash, The Zombies. Prácticamente no hay descanso, la película no es una sucesión de imágenes, sino de canciones, y son estas las que proveen de emoción y ritmo a la cinta, no así la sobreactuación de Emma Thompson ni el deslavado trabajo de Emma Stone.

Los únicos que inyectan humor y vitalidad a esta cinta son la dupla genial de Fry y Walter Houser, así como los perritos. Fuera de ello no hay cine: sólo música, moda y apenas tres dálmatas. Faltan 98.