Hace 53 años, la novela Are You There God? It’s me, Margaret (1970), escrita por la famosa y prolífica novelista Judith Blume, se convirtió en un popular libro de cabecera para adolescentes y preadolescentes que se enamoraron de su prosa franca que sin miedo escribía sobre menstruación, primeros besos y dudas respecto a la religión.
Algunas obras de Blume habían llegado al cine y la televisión, pero es hasta ahora que Hollywood se decidió por adaptar esta, su obra más popular. Y lo hace a manos de la cineasta Kelly Fremon, quien en 2016 debutó con la extraordinaria The Edge of Seventeen, otro coming-of-age con una joven Hailee Steinfeld sufriendo las clásicas tragedias adolescentes.
Margaret (Abby Ryder Forston, la recuerdan por ser la hija de Ant-Man) es una preadolescente de 11 años que llega a un típico suburbio gringo en Nueva Jersey en la década de los 70. Pronto conoce a Nancy (Elle Graham), una precoz niña de su edad que la invita a su club “secreto” de amigas donde hablan de todo: los chicos que les gustan, cómo besar, y más.
Constantemente Margaret sostiene monólogos con Dios (“Por favor Dios, que Nueva Jersey no apeste”) lo cual es curioso porque ella en realidad no profesa religión alguna: sus papás son un matrimonio interreligioso, él (Benny Safdie) es judío y ella (Rachel McAdams) católica. Los papás de ella enfurecieron al enterarse que se casaría con un judío y desde entonces no le hablan; por ello decidieron que Margaret no tendría religión hasta ser adulta.
La directora va más allá de un coming-of-age y entrega un retrato empoderador pero afable sobre la feminidad. Lo hace sin autoparodiarse y sin recurrir a los clásicos clichés de otras películas adolescentes: no hay canciones de fondo que nos machaquen la era, no hay edición frenética y los papás no son unos monstruos.
Mucho de lo que se ve en pantalla lo hemos visto antes (imposible no recordar Los Años Maravillosos) pero desde un punto de vista masculino. Donde esta cinta brilla es en su entendimiento del mundo femenino adolescente, el cual traza sin negar lo esencial de esa etapa: la curiosidad.
Así, Margaret y sus amigas compran sus primeras toallas femeninas (aunque aún no menstrúan), estudian a escondidas el cuerpo masculino mediante un libro de anatomía y ven con asombro las Playboy del papá de una de ellas: “¿Alguna vez tendremos pechos así de redondos?”.
En su momento, la novela original provocó enojo e indignación entre no pocos padres de familia que exigían censura. Hoy día, la novela, y esta adaptación a la misma no podrían calificarse de otra forma sino como una dulce y cándida aproximación al nacimiento sexual femenino. Por eso juzgar el arte desde la moral es un mal negocio: la brújula de lo decoroso y decente siempre estará cambiando.