El número de cirugías practicadas en un país, además del número de profesionales quirúrgicos y anestesistas, marcan la diferencia en la esperanza de vida de poblaciones con escasos recursos. En países donde los ingresos de su población son mayores, la plantilla de trabajadores quirúrgicos es 70 veces mayor que en sitios donde su población tiene bajos ingresos, y donde la población muere a edades más tempranas.
Un informe elaborado por la demógrafa Emi Suzuki para el Banco Mundial refiere que la expectativa de vida tiende a ser más alta en los países con una fuerza laboral de 20 especialistas quirúrgicos por cada 100 mil personas, rango que no han podido alcanzar los países con bajos y medianos recursos.
La Comisión Lancet sobre Cirugía Global estableció que la esperanza de vida tiende a ser más alta en países con un volumen quirúrgico mayor a cinco mil procedimientos por cada 100 mil personas. El informe del Banco Mundial sostiene que pese a la enorme carga de morbilidad, los sistemas de salud pasan por alto la atención quirúrgica, anestésica y obstétrica al alcance de todos los habitantes, pues no son servicios dedicados al estudio de las enfermedades.
En cuanto a los riesgos financieros, el Banco Mundial estima que siete de cada 10 habitantes de países de bajos recursos corren el riesgo de usar más de 10% de sus ingresos en atención quirúrgica y anestesia, mientras que en los de alto ingreso, una de cada 10 personas está expuesta al empobrecimiento.
Además, nueve de cada 10 personas de países de ingreso bajo corren el riesgo de empobrecerse tras los pagos de atención quirúrgica cuando deben someterse a una cirugía.