México, pese a que tiene altos índices de confianza en vacunación y en la importancia que tiene para la infancia, está entre los 20 países con más niñas y niños que a quienes no se ha puesto ninguna vacuna; solucionar este problema requiere de estrategia y comunicación, señaló Jarbas Barbosa, director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Según el informe Estado Mundial de la Infancia 2023, publicado esta mañana con el subtítulo de Para cada infancia, vacunación, México no sólo está entre los países cuya población está más convencida de que la vacunación es muy importante para niños y niñas (93% de confianza), sino que además es junto con China e India, con datos hasta 2021, uno de los pocos países en los que esa confianza no se redujo durante la pandemia de Covid-19 e incluso aumentó.
Pero, por otro lado, el reporte elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) incluye a México entre los 20 países en los que se estima que hay un mayor número de infantes que no han recibido ninguna vacuna, lo que se conoce como las niñas y niños “cero dosis”.
Estos “son los niños que más nos preocupan en ese momento”, dijo Barbosa en conferencia de prensa a pregunta de ejecentral, y aclaró que es un problema que también tienen otros países de la región (en especial Brasil), ya que, después de haber tenido un muy buen desempeñó en este tema, está ido cayendo en un bache en la última década.
Se requieren campañas constantes y estrategias de comunicación que puedan brindar la información a un número importante de familias y resolver sus dudas, comentó Barbosa y añadió que este año la OPS con sus estados miembros iniciarán la iniciativa “la gran puesta al día” en la que apoyaran a los países “en el proceso de fortalecimiento y modernización (que requieren) los problemas de inmunización”. La meta es que haya niños y niñas sin dosis cero.
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“Creo que es muy importante hacer un análisis de cada país, de cada estado, de cada ciudad”, agregó Barbosa, y explicó que esto se debe a que en cada población pueden haber distintas barreras, como falta de personal capacitado para responder a las preguntas o clínicas que no abran los fines de semana.
“Muchas veces si solo hay una persona que tiene empleo en la familia, es una mujer, como sucede en la mayoría de las familias pobres de América Latina; esa mujer tendría que irse 10 o 12 veces para vacunar un hijo o una hija durante el primer año de vida.
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