Como muchas hermosas –y no tan hermosas- mujeres me han dicho en la intimidad: “Dany, el tamaño importa”.
Y vaya que sí importa. Una de las industrias en las que más claramente el pez grande se come al chico es la industria del cine y la televisión. El mar, es de ellos. No hay más que ver la cuota de mercado de las películas de las majors oversees, o la cuota del cine independiente dentro del mercado americano.
El blockbuster también es una apuesta empresarial en sí consistente en concentrar todos los recursos en un menor número de películas. Grandes presupuestos para grandes audiencias, las llamadas “four quadrants movies”, es decir para jóvenes-viejos-hombres-mujeres. Entre todos los 6 grandes estudios de Hollywood se estrenan sólo 120 películas al año (sólo en México el año pasado se produjeron más de 150 películas). Si un espectador medio americano va 6 veces al cine al año -hagan matemáticas- verán la cruda realidad de la competencia. El bombardeo para arrastrar a ese espectador un fin de semana a un estreno es digno del nombre que le dan. Sólo en 2010 un estudio como la Warner Bros era capaz de gastarse 700 Millones de dólares en publicidad. Con ese dinero se podrían producir 700 películas independientes y estrenarse dos al día durante un año. Y los independientes, ¿cómo lo tienen? Sigamos con las matemáticas. En EEUU, por ejemplo, a esas 120 películas que se estrenan se suman otras 80 del cine independiente. Por supuesto van a otras salas, grandes ciudades intelectualoides, se estrenan en plataforma, poco a poco, simultáneamente con VOD mediante el day & date, etc. Pero de nuevo, la competencia es feroz. ¿Hay luz al final del túnel o es una locomotora rabiosa lo que se nos viene encima? No lo sé. Por ahora parece haber sólo dos caminos: 1) Los estudios. Hacer carrera en uno. Mudarse a Los Ángeles, hacer comerciales, empezar repartiendo correo y poner muchas velas al santo más gordo de la secta a la que pertenezcas porque las probabilidades, de nuevo, están en tu contra.
2) La puta travesía del desierto. Haces una película endeudándote hasta las cejas, o más bien endeudando a tu familia y amigos. Sin reparto conocido, claro, por eso no hay ni financiación ni distribución. Con la peli bajo el brazo pateas todos los festivales y te preguntarás cuando te presentes en Sundance junto con otros miles de películas si no es mejor jugar a la lotería.
3) Hay una tercera vía. Las películas de bajo presupuesto con actores famosos como productores. A continuación, les enumeraré los pasos a seguir. En resumidas cuentas: Escribir un guión en inglés. Contratar a un agente de casting conocido y que tenga buenas conexiones con las grandes agencias de actores. Obvio, olvídate de los que pertenecen al Star System, pero tienes opciones de actores que se han vuelto famosos gracias a las series de TV (aquí sólo diré las series: Mad Men, Breaking Bad, House of Cards, Game of Thrones). Seguir puliendo tu guión con uno y otro script doctor. Porque tu guión debe de ser a prueba de balas. Si y sólo si, el manager o el agente cree que tu guión es bueno, se lo mandará al actor. Sino, olvídate. No habrá nada que hacer para hacerle llegar tu guión al actor. Si tu dios te quiere, entonces el actor leerá tu guión y es aquí donde pueden suceder una de dos cosas: Que no le guste el guión. O que le guste el guión: si le gusta el guión, te preguntará 2 cosas: “How much? Is the money secured?” Y es aquí donde ya tienes el palo por el mango. ¿Por qué? Porque tu podrás ver qué tanto le gustó el guión y si está dispuesto a hacer tu película sin tantos honorarios y si estaría inclusive abierto a ser productor de tu película.