La incertidumbre volvió a la esfera católica después de que se diera a conocer que el papa Francisco volvió a ser internado para una operación. En esta ocasión, por una hernia abdominal que amenazaba con provocar una obstrucción intestinal.
“La operación, concertada en los últimos días por el equipo médico que asiste al Santo Padre, se hizo necesaria debido a una eventración encarcelada que le está provocando síndromes suboclusivos recurrentes, dolorosos y que empeoran”, informó Matteo Bruni, director del servicio de Prensa de la Santa Sede.
El procedimiento, que duró tres horas y tuvo lugar en el hospital Gemelli de Roma, fue calificado como “exitoso”, y según Sergio Alfieri, jefe de la unidad de cirugía digestiva compleja, no le dejará secuelas. “El papa está alerta y consciente y agradece los numerosos mensajes de proximidad y de ruego que le han llegado”, puntualizó.
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Tras su operación, Francisco Bergoglio terminó en la décima planta del centro médico, en la misma habitación utilizada por el papa Juan Pablo II durante sus estadías en el mismo hospital.
El pontífice permanecerá internado varios días, motivo por el que anularon las audiencias que tenía previstas el papa argentino hasta el 18 de junio. Pero su agenda laboral no se detendrá por completo, ya que retomará el ejercicio de su ministerio, “aunque sea desde una cama de hospital”, tal como lo dijo el cardenal Pietro Parolin. “Los casos urgentes, se le llevarán al hospital”, precisó.
Cabe recordar que esta no es la primera vez que el papa Francisco se somete a un procedimiento quirúrgico. En julio de 2021 lo sometieron a una cirugía de estenosis diverticular que involucró una hemicolectomía izquierda, con anestesia general, y en abril de este año, ingresó en el hospital Gemelli por problemas respiratorios, y permaneció tres días, en los que se le administraron antibióticos.
Asimismo, esta semana visitó el hospital Gemelli para someterse a unos “exámenes de rutina”, de los cuales el Vaticano no detalló su naturaleza.
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