El Nobel de Medicina, la oportunidad perdida

25 de Diciembre de 2024

El Nobel de Medicina, la oportunidad perdida

Promos_456 Las contradicciones del Nobel de Medicina

Por primera vez en 120 años 
el premio pudo haberse otorgado
 siguiendo al pie de la letra el
 testamento de Alfred Nobel, pero…

El comité del Premio Nobel perdió esta mañana la oportunidad de, por primera vez en cerca de 120 años, hacer caso al pie de la letra al testamento de Alfred Nobel.

El testamento de Nobel especifica que el cuantioso premio deberá ser conferido a quienes en el campo de su especialidad hayan hecho avances que generaran “el mayor beneficio a la humanidad… durante el año precedente”.

Esta condición, un poco absurda, se cumplió en 1901 con la entrega del primer Premio Nobel en Fisiología y Medicina a Emil von Behring, quien apenas el año anterior había introducido un suero de caballo como método para curar y prevenir la difteria en seres humanos.

A partir de ahí resultó evidente que para apreciar adecuadamente el impacto benéfico de un descubrimiento hace falta que pase bastante más de un año, y aun así hay riesgos de equivocarse, como se vio en 1949, cuando se le dio el premio a Antonio Egas Moniz, “por el descubrimiento del valor terapéutico de la lobotomía en ciertas psicosis”.

Sin embargo, esta actitud precavida no ha sido constante. Hace dos años, en 2019, el Nobel de Fisiología y Medicina fue otorgado a William Kaelin Jr., Peter Ratcliffe y Gregg Semenza, quienes “establecieron las bases de nuestra comprensión sobre cómo los niveles de oxígeno afectan el metabolismo y las funciones fisiológicas de las células”.

Lo cierto es que los descubrimientos de esos tres científicos, aunque sean toda una revelación en fisiología, aún no han beneficiado a nadie. De hecho, el comunicado de prensa de la fundación Nobel señala que “los intensos esfuerzos en curso en los laboratorios académicos y las compañías farmacéuticas ahora se centran en el desarrollo de medicamentos que pueden interferir con diferentes estados de enfermedad activando o bloqueando la maquinaria de detección de oxígeno”.

Todo esto no pretende demeritar el premio de este año a David Julius y Arden Patapoutian por “explicar la base molecular para sentir el calor, el frío y la fuerza mecánica”, y cabe añadir que aún es posible que la tecnología del ARN mensajero reciba el Nobel de Química el próximo miércoles.