El Nobel 2022 y los fantasmas del pasado

24 de Diciembre de 2024

El Nobel 2022 y los fantasmas del pasado

Este año no parece haber de otra: las vacunas de ARN mensajero recibirán un premio de Medicina o de Química, pues entre otros méritos, tienen la distinción de haber sido predichas desde el año 1959

A quienes creemos en el poder de los fantasmas, aunque no necesariamente en los fantasmas, no nos cabe duda que este año los integrantes de la Academia Real Sueca recibieron las visitas de Severo Ochoa y Arthur Kornberg, los recipientes del Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1959.

“Denle el premio 2022 a Katalin Karikó y Drew Weissman, los desarrolladores del principio de funcionamiento de las vacunas de ARN mensajero”, escuchan por las noches, entre ruidos de cadenas, los encargados de otorgar el premio este año.

Muchos esperábamos que Karikó y Weissman recibieran un premio Nobel —el de Química o el de Medicina—, el año pasado; no sólo porque la pandemia de Covid-19 dio la oportunidad de que su descubrimiento aportara beneficios a la humanidad, condición necesaria según el testamento de Alfred Nobel, también porque abren todo un nuevo campo de exploración para la medicina. Pero además porque, en cierto sentido, su descubrimiento fue predicho por Severo Ochoa.

De lo invisible a lo tangible

Nobel 2022

Ochoa y Kornberg recibieron el Nobel “por su descubrimiento de los mecanismos en la síntesis biológica del ácido ribonucleico y el ácido desoxirribonucleico”, que son, respectivamente, el ARN y ADN.

Además, su premio es uno de los muy pocos que se ha concedido apenas un año y fracción después de que se publicara el descubrimiento; en Fisiología y Medicina sólo hay otro, el de 1950, que cumple esta condición (en Química también hay dos, 1930 y 1935, y en Física hay cuatro: 1914, 1957, 1984 y 1987).

El Nobel en ciencias, en principio, sólo se entrega cuando el descubrimiento ha demostrado ser, primero, verdadero y, segundo y a veces relegado, benéfico. Así, uno de los más veloces fue el Nobel de Física de 1987, para la superconductividad a “altas” temperaturas, la cual fue descubierta por Bednorz y Müller en enero de 1986, publicada en junio de ese año y reconocida con el Nobel en octubre del año siguiente.

La utilidad de la superconductividad a temperaturas que no fueran cercanas al cero absoluto era evidente, pero en Fisiología y Medicina la importancia de los descubrimientos pueden no saltar tan rápidamente a la vista. Por ejemplo, el Nobel para James Watson y Francis Crick (en el que faltó Rosalind Franklin) por el descubrimiento de la estructura del ADN, se concedió en 1962, nueve años después de la publicación del 25 de abril de 1953.

En el caso de la investigadora de origen húngaro nacionalizada estadounidense Katalin Karikó y su colega Drew Weissman, la publicación se dio en 2005, y su utilidad se hizo evidente hasta 2020, cuando Pfizer y BioNTech generaron la primeras vacunas de ARN mensajero, a las que siguieron Moderna, CureVac y, próximamente, Arcturus.

La premonición

No está claro cómo vieron los miembros de la Real Academia Sueca la importancia que tendrían los trabajos de Ochoa y Kornberg, que por cierto eran rivales en la carrera por este descubrimiento; pero sí está claro que les pareció tan evidente que les dieron el premio incluso antes que a Watson y Crick.

Para Severo Ochoa no había duda: el 11 de diciembre de 1959, en su conferencia del Nobel, tuvo una premonición y dijo: “Dado que el ARN es el material genético de algunos virus, el trabajo revisado en esta conferencia puede ayudar a allanar el camino para la síntesis artificial de ARN viral biológicamente activo y la síntesis de virus”.

Las vacunas de ARN mensajero son ese ARN viral biológicamente activo, y curiosamente, “la síntesis de virus” que menciona es también la base de otras vacunas contra la Covid-19.

Las vacunas de vector de adenovirus también “se estrenaron” contra el coronavirus SARS-CoV-2, y está claro que resultan un desarrollo un poco menos disruptivo, pero igualmente relevante que las de ARN mensajero.

De hecho, este tipo de vacunas, que hicieron CanSino, Johnson & Johnson, el Instituto Gamaleya y la Universidad de Oxford con AstraZeneca (replicada por el Instituto Serum de la India), fueron las que más vidas salvaron durante la pandemia. Sobre todo la última, pues fue la más distribuida por el mecanismo CoVax, así que es probable en la semana del 3 al 7 de octubre haya algún premio para su desarrollo.

Ese Nobel podría ser el de Fisiología o Medicina, pero también es posible que sea el de la Paz, pues podría darse a la Organización Mundial de la Salud por impulsar su desarrollo, ya que tanto la Cruz Roja como la Comisión de la ONU para Refugiados han recibido el premio en dos ocasiones, o incluso para Bill Gates, quien apoyó la iniciativa de Oxford desde el principio.

Epílogo con ruido de cadenas

En la literatura china antigua, los fantasmas no son entes a los que temer, o no deberían serlo, pues “ocurre que son seres pusilánimes: un solo guerrero valiente o un único letrado virtuoso pueden poner en fuga a todo un ejército de espectros”, explica Bernardo Kordon en su antología El cuento chino. Li Fu-yen, Chen Ki-tsi y otros.

Tampoco les temía el protagonista de la primera narración de fantasmas de occidente reconocida como tal, y no como un testimonio fidedigno de “otra” realidad invisible.

Según lo explica Jacobo Siruela, en su Antología universal del relato fantástico, en un cuento escrito en el siglo I por Plinio el joven, un fantasma se le aparece a Atenodoro entre ruidos de cadenas; siguiéndolo, el filósofo descubre el cadáver de un hombre encadenado al que procede a sepultar honrando sus restos para que pueda descansar.

Así es posible que el fantasma de Severo Ochoa no esté tratando de asustar a los académicos suecos, sino simplemente intenta hacerles ver la injusticia que sería no premiar el cumplimiento de su premonición.

Cabe especular sobre qué ruido hacen las cadenas de ADN y ARN que acompañan a este fantasma.

37 mil millones

de dólares, o poco menos, se calcula que generó en 2021 la farmacéutica Pfizer con la vacuna Covid-19.

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